Problemas por miedos viejos que pueden acabar aquí. Raro.



Puede que lo de abajo no te diga nada, o puede que te diga bastante.

Es como un punto ciego que he ido notando desde hace un tiempo en mí y en otros, y sospecho que cuesta más verlo de lo que nos gustaría

Quizá te resulte raro,

pero espero que consigas darle salida.




Ayer, una amiga que cambia de profesión, me confesó algo interesante:

“Quiero empezar medicina, y aún me da miedo la sangre. Me da mucha impresión, no sé por qué. Necesito que eso pase, porque necesito saber que puedo ayudar al máximo número de personas posible. Necesito sentir eso.”


Hablando de sus últimos episodios con este “problema”, me comentó:

“El otro día, en la montaña, un niño se cayó cerca nuestro y se hizo una herida en la barriga. Estaba raspado lleno de sangre.”


¿Qué pasó?–le pregunté.

“Me puse nerviosa cuando lo vi caerse, saqué el botiquín pequeño que llevo en la mochila y prácticamente a los 40 segundos lo había asistido.”


Joder, increíble, ¿no?–le dije.

“Sí, esa vez fue bien, pero me da impresión la sangre y necesito saber que puedo ayudar al máximo número de personas, ¿sabes?”





Luego me comentó dos historias de éxito similares,

estilo: “sí, esa vez sí, pero…”

y me hizo acordarme de una vieja confesión a un amigo:

Tío, igual no me crees, pero yo soy muy tímido y me cuesta horrores sacar conversación.

No mames Pablo, eres el cabrón más pinche social que conozco.

–”Lo dice por
esa vez en esa fiesta, pero no es verdad”–pensé ese día.



o cuando sentía que era plano y aburrido, y al escuchar:

“Tío, me parece muy interesante lo que dices, joder, me estás descubriendo un montón de cosas.”

por supuesto no lo creí. Sería sólo en ese comentario o para él, pero no era así.





Lo que digo es esto:

Es posible que haya miedos viejos que hoy hayan hecho de ti una máquina,

que te acojonaran tanto antes, que tu obsesión acabó silenciosamente con ellos,

puede que ya hayas matado ese defecto por el que aún te persigues a ti mismo,

y sólo quede el fantasma del sentimiento.

Puede

de todos modos, es rápido y efectivo preguntarse si cómo te miras se corresponde todavía con la realidad, o tus ojos aún funcionan con Windows 95.





En mi opinión (que no me has pedido), enfadarse con esa sensación sería de locos, porque mirarnos con ojos viejos nos ayuda terriblemente a avanzar

pero abusa de nosotros.

Quizá encontremos algo de calma simplemente sabiendo que algo está desactualizado, aunque sigamos remando en esa dirección.





Es curioso lo fácil que cambiamos nuestra opinión sobre los demás, pero lo que nos cuesta cambiar la que tenemos de nosotros mismos,

Quizá pensemos que nos vemos más claramente de lo que nos ven ellos, pero como escribiría un día aquel maestro checo:


“Nuestra propia imagen es nuestro mayor misterio.”





La imagen de la persona a la que ayudas también puede ser un misterio, o tener miedos que necesiten de buenas historias para solucionarse,

Seguro que le gusta sentir pertenencia, como a ti y como a mí.

Tranquilo, no le vas a vender nada que haya resuelto o que no sea tan importante para él que no se muera por afinarlo, aunque se mire con Windows 95.


Pero si no se lo cuentas bien,

si no te respeta,

si no siente que es contigo,

lo vas a dejar estancado en el mismo lugar,

y él a ti también.

Mucho más, aquí.

Pablo.

PD: Desvélale su misterio, y confiará en ti, como a mí me pasó y te cuento en el link.