Eso de que tú decides lo que haces es una chorrada campera.

No sé si ves series.

Igual eres más de novelas o de películas. 

Yo sigo siendo más de libros, pero con la cabeza como un bombo encerrado en casa, pues he intercambiado ocio por series.


Me gustó mucho Dark.


No es violenta (me dan pereza), amplía la percepción de quién la ve y es en alemán (y a mí me recuerda a otro buen gran retiro del que te hablaré un día, el Erasmus)

La serie tiene un buen concepto, lo representan de manera sencilla, de forma que interese a todo el que decida darle una oportunidad y encoja los estómagos de aquellos que prestan atención…para que quieran saber más.


Mmm… Esto último me recuerda a algo. Pero tú ya sabes a qué.







Uno de esos momentos que me hizo parar la serie y anotar, fue cuando un personaje le dice a otro:


“No somos dueños de nuestras acciones, porque no somos dueños de nuestros deseos.”


(El grupi de 15 años que aún vive en mí hizo una captura de pantalla de este momento y se lo puso de banner en Facebook. Para que luego digan que la emoción no nos hace hacer cosas tontas.)


No voy a abrir un debate ético, Dios me libre. 

No tengo cabeza para eso.

Pero si sigo la lógica de ese alemán, pues actuar sobre los deseos hará que las acciones varíen, sin que una persona pueda evitarlo.

Suena rarito en el mejor de los casos y a burundanga en el peor, pero todos sabemos que es así. Aunque nos dé un poco de yu-yu.









¿Tú lees tu web y te dan ganas de algo?

¿Lees tu mensaje y te invita a un viaje?

¿Qué sientes desde fuera?


Te lo digo porque (escrito) tengo un servicio. De momento, quien lo ha probado ha vuelto a emocionarse por su proyecto.

(Claro que esto no sirve de nada, es un añadido. Yo lo que quiero es que se emocione el que les lea. Pero bueno, tampoco es mal indicador.)

Por si piensas que mejor que tu cliente no sea tan dueño de sus deseos… que luego se le va la pinza y no te contrata, pues es en el link.

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Pablo

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