Lo que todavía me enseña Berlín y a ti te viene de perlas.

Lo tengo que admitir.

En 2010, cuando elegí la opción de irme a estudiar allí, lo hice porque era barato.

Yo no tenía ni idea de qué pasaba en esa ciudad. 


Estudiar Arquitectura en Alicante, para los pre-bolonios significaba:

– Acostarte a las 3 y levantarte a las 8 todos los días salvo findes.
– Saber que cuando te levantaras el jueves por la mañana no tocarías la cama hasta el viernes por la noche.
– Llegar a Junio preguntándote qué van a querer aprobarte.



Así que no. No tuve tiempo de informarme.


Cuando llegué allí, a pesar de mi flamante A0 de alemán (sabía pedir un café pequeño y dar las gracias, para que me entiendas) algo me quedó claro en seguida.


Ahí la gente no estaba muy bien de la cabeza.



Más tarde descubrí que yo tampoco.


Berlín es ese lugar que te acoge con los brazos abiertos si eres la oveja negra de la familia. El problema, o la magia, es cuando juntas una comunidad de ovejas negras.

Gente vestida de pollo por la calle, durmiendo apoyados en árboles a -10 Cº, celebrando fiestas romanas clandestinas sin ropa interior…

Un cristo.


(Igual habla la experiencia propia o igual no)


Para situarte. De mi grupo de allí, uno de los que mejor está de la cabeza se fue 4 años a México para unirse a una tribu y hacer el trayecto Guatemala-México en caballo…

…y por el camino se enamoró de una chica que perseguía mariposas (o eso me contó otra del grupo)


No, no me estoy inventando nada.



No, tampoco tuve el valor de preguntarle lo de las mariposas.








¿Dónde está la lección aquí?


Espera, espera.

En el grupo de Whatsapp que tenemos (donde todos esperamos secretamente que alguien empiece a madurar para animarnos los demás) hay un chico que es peculiar a su manera.

No me extenderé, solo decir que representa un poco a ese antihéroe de una España que nos abandona lentamente. Algo al más puro estilo Santiago Segura en “Torrente”.

Imagina el contraste con el jipi del caballo, claro.

Pero se le quiere igualmente.

Normalmente, al grupo sólo envía (1) mierda o (2) el tipo de bromas que te reenvía tu tío abuelo y que ni te molestas en contestar.


Pero el otro día algo extraordinario sucedió.


Nos compartió el perfil de Sandra.


Sandra es una chica que se había encontrado en una App de citas que se llama Bumble date.

La chica, en su descripción, decía:




Sandra, 30.
Tripulante de cabina de pasajeros en
(no especificaba).


Me aburro.

Ya me la suda lo que poner aquí, porque total, vamos a dejar de hablar a la semana porque estamos en un confinamiento. Y además, a nadie le importa una mierda porque lo que se quiere es meter el ciruelo en la cazuela.


Así que a tomar por culo.

QUIERO CROQUETAS.





Bien. Tras la primera sensación de amor que todos sentimos por Sandra (tanto los que lo admitieron como los que no), yo me pregunté:


¿Por qué no la conozco y ya la amo?


Porque Sandra ha nacido copywriter, pero no lo sabe.

Sandra le da cera al 80% de la gente que escribe “textos persuasivos” pero no es consciente.

Sandra comunica más que la mayoría de páginas de inicio, y no tiene ni idea.





Analicemos un poquito su grandeza:


Me aburro.

(Frase corta lanzadera, sabiendo que hay un párrafo detrás. ¿Por qué se aburre esta chica? ¡¡Quiero leer más!!)

Ya me la suda lo que poner aquí, porque total, vamos a dejar de hablar a la semana porque estamos en un confinamiento.

(Soy una chica sincera, con los pies en la tierra, que expresa una cierta frustración de una manera clara. Demuestro carácter y una comprensión de la realidad grande. Sin pajas mentales. Esto genera mucha confianza, porque ni es tonta ella ni te toma por tonto a ti. Y no muestra nada de necesidad, de hecho casi te está diciendo que “no te molestes”.

Yo en este punto ya compraba, por supuesto.)

Y además, a nadie le importa una mierda porque lo que se quiere es meter el ciruelo en la cazuela.

(Lo mismo de antes, pero dándonos una potente imagen en la cabeza. Ciruelo y cazuela. Sandra nos dibuja algo de una manera vulgar y sin sexualizarlo, como ella lo siente.)

Así que a tomar por culo.

(Carácter y coherencia. Más agitación. He empezado fuerte, cierro más fuerte. Si no, no me reconocen ni genero impacto.)

QUIERO CROQUETAS.

(Después de mostrar carácter, me suavizo con un humor más soft. Soy una chica, soy humana y tengo caprichos. No soy un sargento de caballería. Dale a laik wapoh.)


El filtrado que hace es simplemente perfecto.


Estoy seguro de que un tío listo sabe que con Sandra se puede tener una conversación genial y sincera.

Y si es más listo, intentará verla después de la cuarentena porque entre tanta espiritualidad new age mal entendida y tanta corrección política, este tipo de individuos está en peligro de extinción.


Sandra es una joya.


Se ha asegurado de que tú puedas valorar lo que ella ofrece en 4 frases.

Y no es que no haya perdido dignidad en el camino, es que se ha ganado autoridad en 10 segundos.








¿Por qué Sandra vende más (o a un mejor cliente) si no está vendiendo nada?

¿Por qué Sandra enamora a su chico ideal, si no la conoce?

¿Por qué creemos que Sandra es extraordinaria, si no tenemos certeza de que sepa hacer la o con un canuto?


Porque Sandra no sabe que sabe de copywriting.


Y no, en tu proyecto no tienes por qué hablar como Sandra. De hecho, sería -casi seguro- un error.

Pero sí puedes utilizar los principios que utiliza Sandra, que son más profundos de lo poco que he comentado en los paréntesis.


Y bueno, nunca ha habido tanta gente rompiendo internet como hoy.

Así que igual esto te interesa. O igual aún no.

Suscripción

Pablo.

PD: Sandra, si me lees, tienes un club de fans en un grupo de Whatsapp de tarados y eres la puta ama.
PD2: 1049 palabras, récord de mi lista, duplicando al mail más largo… para que luego digan que ya no leemos.