El truco para saber si merece la pena aprender algo.

Yo creo que todos nos sentimos un fraude de vez en cuando.

Yo al menos, en los días raros.

Igual tú tienes más suerte.



Decía Jim Carrey que cuando entiendes que nadie tiene ni p*ta idea de nada, te sientes liberado (o algo así).

El mundo sería diferente y más amigable quizá si todos llevásemos en la frente un cartel que dijera:


“Eh, no te preocupes. Yo tampoco tengo ni p*ta idea. Estoy improvisando con cara seria para que no piensen que soy el tonto del barrio.”


Pero sería todo un poco menos sexy, la verdad.

Es gracioso que estas cosas forman parte de ser humano y nos las sigamos escondiendo.

Ser adulto en realidad son los padres. Es aceptar que no tienes ni p*ta idea y esperar que aún así todo vaya bien.



(No sé por qué hablo de esto, será la pseudoprimavera)



Creo que porque yo en realidad, bueno bueno, no he sido en nada.

Y eso te hace desarrollar algo que pienso que es importante:


El saber detectar los principios que hacen que las cosas funcionen.


Los principios, no los trucos.

Los principios.



Cuando empecé con dibujo en la carrera, dibujé como el culo. En cuanto me enseñaron un dibujo bueno, me puse las pilas y en dos semanas sacaron el mío para comentarlo.

¿De repente era bueno? No. Pero había hecho el esfuerzo de saber qué hacía buenos a los demás. Y lo había intentado integrar, a mi manera.

Siempre me han tenido que enseñar el límite, por eso nunca dejaré ningún legado ni nada nuevo.

Aunque piense que soy creativo y tal.






Todo el mundo, de niño, sueña con esa habilidad especial que tiene.

Yo no sé cómo eran tus sueños. Pero yo pensaba (en una de tantas teorías que te da tiempo a armar cuando eres hijo único) que de los millones de cosas que se pueden hacer en este mundo, a todo el mundo nos correspondía una en la que somos el mejor al nacer.

Luego me dijeron que íbamos para 7 mil millones.

Y fue como con los Reyes Magos: mi teoría también eran los padres.

Si haces cálculos, pues había más personas que cosas en las que ser bueno, claro.


Así que cuando sabes que ser bueno depende de cómo de rápido te subes a las espaldas de los buenos, te pones a leer libros y a ver conferencias como si tu futuro dependiera de ello.

(Que lo hace)

Y obsesionarme con los principios (y no los trucos) me sirvió para saber cuándo alguien tenía una buena formación o un buen libro, y cuando era un parguelas (como yo).




Hoy, en cuanto a “textos que se escriben para que se hagan cosas” se refiere, lo voy teniendo claro.

Porque igual tienes algo que decir en internet y quieres decirlo bien..

…o hay alguien que quieres que te encuentre a ti mejor.


En todo caso, lo he metido todo aquí abajo.

Suscripción

Pablo.

PD: lo tuyo es en el link, sí.