Una palabra de poder …de poder j*derte el negocio.




​​“Ya sabe las dos palabras que todos preferimos GRATIS y TU NOMBRE”

–me dijo una vez un cliente.


No le dije que la palabra “gratis” no se me olvida, 

la intento olvidar, ahora te cuento

pero no se me olvida.







Bueno.

“Gratis” es como una navaja, o como el dinero.

Ni buenos, ni malos.

Mejores usos, peores usos.

«Bueno, eso es como todo», que decimos cuando una conversación está a punto de morirse.​​







“Gratis” como vencimiento de objeción, vale.

“Gratis” como principal argumento de venta, pues vale menos.


¿Por?


Porque si que algo sea “gratis” es tu argumento principal de venta para que alguien haga algo

…no tienes argumento de venta. 

Tienes un atajo que atrae a gente con mentalidad de pobre que quiere aprovecharse del trabajo de los demás

y con esos no vas a llegar muy lejos.

(y vendiendo así tampoco)



Ojo, que si quieres que te aplaudan vale. 

Pero yo intenté comerme un aplauso un día y me quedé con hambre.

yo.








Para que algo “gratis” funcione bien, hay que esforzarse en desactivar las malas implicaciones de “gratis”.


“Te lo tengo que dar gratis, o de otra manera no lo querrías.” 

“Si es gratis, no será tan bueno

…y si no es tan bueno, ¿para qué c*ño voy a perder mi tiempo leyéndolo?”








¿Lo ves?

Por eso lo gratis también hay que venderlo.






​​


Usar la palabra, sí. Yo la uso.

Depender de ella, uf.

Atraer a gente a golpes de Gratis para que te conozcan, bueno.

“Romper” la barrera del primer contacto, vale.

Pero si no sabes hacerte deseable después, 

hasta ahí habrás llegado.


Invítalo a una copa si quieres,

rompe el hielo, 

pero asegúrate que ve algo más en ti cuando ya no pagas tú.

Mucho más, aquí.

PD: En el link. Está lejos de ser gratis, y cerca de ser una de tus mejores inversiones.