Las noticias sensacionalistas encontraron hace unos años un aliado maravilloso para hacer sentir a todo el mundo una víctima: Las pantallas. Ahora, nadando en esa suave ansiedad social que nos provoca ver una noticia de mierda, seguida de un escándalo de mierda, y de otra desgracia de mierda más… ¿Qué podemos pensar que es el mundo? Pues eso. Estamos en amenaza constante. Y como salir con esa imagen por la calle y por internet es muy jodido, te cuento algo que igual no quieres dejar de hacer, tanto por tu bolsillo como por el bien de las cabezas. Unas manzanas pueden no estar tan mal, pero si nos hacen un zoom de las partes con gusano.. un día pensamos que todo es gusano. Funcionamos así. Si no lo vemos no existe. Es lo que hay. Antes teníamos contacto con más gente y menos desgracias. Y ahora con más desgracias y menos gente. Y nuestro cerebro no diferencia. Es lo que hay. Mira. Una perfumista con la que colaboro me comentaba algo muy interesante: Ella desarrolló una esencia que llevaba mucha madera. ¿Qué pasa con la madera? Que como siempre se ha utilizado más en los perfumes de hombre, pues quiso definirla como algo “muy varonil”. Pero le dijeron que no, no, no. Que eso ya no lo podía poner. Que podía ofender a algunes. Claro, esto es gracioso, porque mientras que nadie con los pies en la tierra juzgaría a una tía que le guste un perfume varonil, hay un sector de gente que ya se encarga de juzgarla antes. Y para que ese pequeño porcentaje no se sienta desplazado se le ocurrió una solución maravillosa: “Es una fragancia intensa” Y tú puedes pensar: “Intensa, sí, pero ¿cómo?” No lo sé Intensa de intensa. ¿Qué pasó? Que empezaron las devoluciones. La perfumista, claro, le preguntó a una chica: –¿Ha habido algún problema? –No, no, es sólo que huele a tío. ¿Alguien habría juzgado a esa chica por comprar una fragancia muy varonil? No. ¿Podía esa chica adivinar lo que el agente de la policía del pensamiento quería decir con “intenso”? Tampoco. Estas cosas ni tienen sentido ni acaban nunca. Me recuerda a lo que me contaba un compañero en Suiza hace tiempo: «Cuando se mató uno en un precipicio a 1.800 metros de altitud, dijeron que había que poner vallas hasta 2.000 metros. Ahora, se mata uno a 2.100, y las vamos a poner hasta 2.500. Y mañana se matará uno a 2.650, y pondremos vallas hasta 3.000. Y un día haremos un acceso a la puta punta del Everest para que gente que no ha caminado más de 3 horas seguidas en su vida lo pueda visitar sin pasar frío.» En resumen: Si cuentas todo, no cuentas nada. Si no quieres que nadie se ofenda, nadie se va a emocionar. Si no quieres que nadie se te escape, se te van a escapar todos. Para que sean los menos posibles: Hay algo más aquí |
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