Hace tiempo fui a la consulta de un masajista que tenía interés en la medicina no convencional y me dijo algo que me sorprendió bastante. En su despacho, había un cuadro con dos ojos gigantes. En cada zona del iris salía una flecha que contaba una historia. Era como un mapa. Si había algo arriba a la derecha era un problema, y si era abajo a la izquierda pues era otra. Cuando me vio mirarlo, este chico me dijo: “Yo no sé cómo porque no entiendo tanto, pero conozco un hombre que tú entras a la consulta, te mira a los ojos un segundo, y te hace la receta”. Claro, esto podría provocarnos dos reacciones: 1. Es un timador. 2. Este tío sabe “leer subtítulos” en un idioma que para el resto es mandarín. Hay algo que este tío ve, que el resto no vemos. Pero si nos fijamos, hay varios ejemplos de eso: – Ese mismo masajista, te dice que te pongas de pie y mirándote el cuerpo sabe dónde estás descompensado. – Un radiólogo ve una placa, y sabe exactamente lo que pasa ahí. Y si esto no te parece claro, uno común: – Tú mismo ves una foto de grupo, y de entre todos los que salen, sabes quién está acomplejado por su físico. No se puede ocultar. Se ve. ¿Por qué te cuento todo esto? Porque en tu mensaje de ventas, más allá de los beneficios, De generar atención, Interés Deseo, (No sé, las típicas cosas que te dirán que tienes que generar y que te dirán con razón) Pues hay algo que se te escapa mientras lo generas. Algo que está gritando unas cosas, mientras tú dices otras. Y que marca más la diferencia que el resto de cosas. ¿Y qué es? El autoestima. No se puede ocultar. Se ve. El ojo preparado será capaz de darse cuenta de forma consciente de en qué puntos tratamos de engañar, pero no lo conseguimos. Y tú podrías decirme: “¿Y los ojos no preparados?” Pues a esos, su inconsciente les hará dudar. No sabrán por qué, pero sabrán que algo no va bien. Que algo es raro. Por si quieres que duden lo menos posible y que tu mensaje refuerce el valor de tu trabajo, lo normal es empezar abajo. Hay algo más aquí. |
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