“En realidad, la reflexión se ha vuelto casi imposible en nuestra época:
Cuesta demasiado.
Cierto que pueden comprarse ideas prefabricadas.
Se venden por doquier, incluso se dan de balde; pero las de balde acaban saliendo más caras, y la gente empieza a darse cuenta.
Resultado:
Ningún beneficio y el mismo desorden de siempre.”
–Fiódor Dostoievski
Eso se escribió entre 1873 y 1881.
Es decir:
Lo que dice Dostoievski es verdad al 90%
¿Y el 10% de mentira?
Cuando dice:
“En nuestra época”
Eso es mentira.
Porque su época es diferente a la nuestra y sus frases se podrían haber escrito anteayer.
Ser un borrego no tiene época.
Todas las épocas tienen borregos.
Ojo:
Todos lo somos en algún aspecto, porque o nos agarramos a los atajos y a lo que al vecino le ha funcionado…
O toca pensar.
Y no se puede pensar en todo.
Eso es así.
Lo peligroso de estas cosas es cuando nuestro sueldo depende de unas ideas prefabricadas:
“Es que me han dicho que esta fórmula de lanzamiento…”
“Es que me han dicho que un blog”
“Es que en Instagram…”
“Es que…
Es que queremos un manual de cómo vender en internet al que agarrarnos como a un clavo ardiendo porque el abismo acojona.
Y es normal quererlo, pero la cruda realidad es que hay unos que con menos dinero y menos tiempo tienen un negocio más rentable.
…y otros que calman la conciencia “esforzándose” siguiendo el manual y esperando que la vida les recompense el esfuerzo.
Y la vida lo que recompensa es el esfuerzo inteligente.
Empujar piedras con una venda en los ojos no.
El esfuerzo inteligente.
Eso jode, es cierto, pero a la larga jode más no saber cuándo los reyes son los padres en tu empresa.
Y cada uno que elija, pero igual es mejor ese golpe a la corta que a la larga.
Igual mejor entender qué tiene sentido y qué no lo tiene este año que en los próximos diez.
Pero como dice Dostoievski:
Depende de la gente “que empieza a darse cuenta”