Cuando era pequeño me robaba un nicho muy específico de mi pueblo que tiene un nombre. Pero esto es 2020 y ya queda mal decir quién, como quedan mal los chistes de los 90. Ojo, no me robaban a mí por ser pelirrojo. Nos robaban a todos entre 12 y 18. Pero eran educados, eso sí. “que Dios te lo pague con hijos” Tú sólo habías visto una teta real en la playa y ellos ya te visualizaban pidiendo becas por familia numerosa. Un día, por cosas que no vienen al caso, la historia pasó a las manos. Las mías no, ojalá. Las del primo del mismo nicho que el que se había inventado un problema conmigo. Claro, eso te da tanta rabia que la primera reacción es volver a buscar a los dos amigos del mismo nicho. Y ahí entra la frase mágica de tu colega. “Déjalo, él no tiene nada que perder y tú sí” Te la recita como tú ya se la has recitado antes. Y no se habla más. No tener nada que perder es curioso. Parece triste, pero no lo es tanto. Cuando me dejé mi primer trabajo, toda la oficina (mi jefe incluido) pensaban que iba a trabajar peor. “Total a ti te da igual, te vas en dos meses” No tenía nada que perder. Y por eso trabajé mejor. Me lancé con un programa que antes había decidido no tocar porque me daba pánico perder tiempo en él y no llegar a los objetivos. Y resulta que el trabajo de un mes lo hice en 2 semanas. Era libre y fluía, como diría el postureo espiritual de hoy en día. Pero. En condiciones normales, todos pensamos que tenemos algo que perder, No importa que esto sea real o no, es el mundo que nos hemos inventado y lo percibimos así. Un cazador recolector no tenía mucho que perder. Luego ya se jodió todo y el miedo ya no lo daban los osos del presente, lo daban las previsones meteorológicas del futuro. Caímos en la trampa, como diría Yuval Noah Harari Ups. Tu cliente, como tú y como yo, sí que tiene algo que perder. O que ganar. O bueno, perder la oportunidad de ganar. ¿Será tiempo? ¿Será dinero? ¿Será calidad de vida? Sea lo que sea, es lo único por lo que va a pagar. Igual mejor ir por ahí, “no tienes nada que perder” Mucho más, aquí. Pablo. PD: O sí. |
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