Hace poco, comentando rápidamente la web de unos clientes que vendían esencias para el hogar, me preguntaron cómo la veía yo. Y la verdad, vi lo de -casi- siempre. Vi cómo las 8 palabras del titular se cargaban todo el trabajo que había detrás y que costaba unos pocos miles de euros. (En defensa de estos chicos, al menos tenían titular. Hay gente que tiene su logo y una foto y ahí ya me contarás cómo les dices algo sin que te echen a ti de la reunión) Al lío: Sucede demasiadas veces que alguien –sea un redactor, el primo de la CEO o un tipo con alma de poeta– hace algo que no debería hacer: Poner lo que sea, pero que sea bonito. Si es bonito, es bueno. Y una cosa no tiene nada que ver con la otra. (A veces es hasta contraria) No puedo darte el titular por temas de privacidad, pero les dije que tenían dos problemas. Dos: 1. Ellos vendían esencias, pero yo leía el titular sin ver la foto y pensaba que vendían tours aromáticos. 2. Cuando lo leí dije “Ah.” Cuando uno se dice “Ah” cuando lee un titular, no se dice “Mmm”. Y lo que queremos que se diga es “Mmm”. Si se dicen “Mmm” hay futuro. Si se dicen “Ah” hay futuro también, pero con menos dinero. Dos sonidos …y un abismo de diferencia en la cantidad de gente que se queda un segundo más. Si cualquier cosa que leas en cualquier web no te provoca un “Mmm”, puedes estar seguro de que esa web no hará (mucho) dinero contigo. Así que si cualquier cosa que escribas provoca un “Ah”, pues puede que estés haciendo muchas cosas: -Una poesía. -Una descripción. -Una redacción de cómo te lo pasaste en verano… Pero vender, no. Vender no estás vendiendo. Si no perder gente que puede llevarte más arriba los primeros 15 segundos te interesa… y ser capaz de estirar el chicle hasta que formen parte de tu negocio te interesa todavía más.. Pues lo que mejor funciona lo tengo abajo: Hay algo más aquí. PD: Ahí evitamos que 10 palabras se conviertan en una fosa asesina-clientes. |
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