Textos matones vs. Textos a los que les roban el almuerzo.

Novela: Alta Fidelidad

Autor: Nick Hornby

Aquí Hornby escribe una conclusión muy importante a la que llega su protagonista (un tipo algo perdido) :

«Nunca he estado del todo seguro de qué es lo que les gusta a las mujeres de mí, pero sé que el ardor ayuda 

(incluso yo sé lo difícil que es resistirse a alguien que te encuentra irresistible)

y yo era ardiente, sin duda.»

Vale.

Lo que escribe Hornby lo ha escrito mucha gente de muchas formas diferentes:

En negocios, espiritualidad, ventas, seducción…

Mismo principio, pero miles de aplicaciones.

Vamos a aplicarlo a escribir para vender.

Antes que nada:

Hay una cosa que no se puede negar. 

Puede molestar, eso sí.

Pero negar no se puede negar porque no hay nadie tan ciego. 

¿Qué?

Pues que hay gente que usa palabras muy grandes y tú las lees y te quedas igual, 

…y otra gente que usa palabras muy pequeñas y hace que te tiemblen todos los jarrones, la mesa, las sillas y los cuadros de tu salón interior. 

1. La mayoría grita, se lanza, ofrece…  y no pasa nada.

2. …y luego hay unos pocos que susurran y, hablando mal y pronto, se caga la perra.

Los primeros seguro que los has visto y los segundos espero que también. 

A los segundos los detectas porque los lees y parece que te estén hablando a pocos centímetros de la cara.

Sientes el ardor.

Sientes la cercanía.

¿Y qué pasa con eso?

Pues pasa que si sientes eso no te vas con la cabeza a ver qué han puesto en whatsapp el grupo de los amigos.

Ni abres otra pestaña del navegador,

Ni te haces daño en Instagram,

Estás ahí.

En otro sitio no.

Ahí.

Y si tienes una empresa en la que no te falta atención esto no tienes por qué aplicarlo si no quieres,

…pero si te parece una pena que nadie “entienda” que lo que haces es grande (y da igual lo grande que sea si nadie lo ve) pues:

hay algo más aquí