Si eres de los que sabe programar viajes y cumples lo que programas, te envidio. Yo en ese sentido, un cero redondo. Andaba quejándome de que no tenía programado nada este verano, culpando falsamente al 2020. Pero la vida decidió que las nuevas habitaciones del ala nueva de cirugía del hospital de mi pueblo estaban sin reserva y tienen buenas vistas al monte. Y me programó un finde sorpresa. ¿Para qué quieres una novia detallista si puedes tener un apéndice inflamado? Sin él y sin las muelas del juicio, ya estoy a salvo de sorpresas que vengan exclusivamente de dentro de mi cuerpo cuando viajo. Ya soy libre de fallos evolutivos. O al menos de los típicos. Con el protocolo de ahora, el hospital está más tranquilo. Ya no parece un mercado, parece más un hospital “a lo europeo” Frío, sí. Pero que te evita mareos si eres el enfermo. La nueva normalidad es que igual ya no veremos a la familia entera visitando a un paciente, primos segundos incluídos. Serán imágenes tan lejanas como ver un hospital en los 70 en Anatomía de Grey con los médicos fumando en el pasillo. (cosas a las que les das vueltas cuando aún vas puesto de anestesia) Por supuesto también está la mascarilla. Como no puedes verle la cara a los enfermeros, todo se acerca más a un invierno afectivo. No poder tratar de descifrar expresiones cuando alguien te está manipulando es raro, la verdad. Menos mal que a la enfermera también se le atajcaban las “S” como a mí y sabía que era de la zona y no un robot. Nos acercamos a esa distancia, o nos acercan. Bueno, no voy a decirte que la nueva normalidad en internet es que todo el mundo que no te conoce le va a preguntar a Google por ti, porque eso de nueva normalidad no tiene nada. Eso ya era así. Google, ese ser superior (no te ofendas Florentino) le va a decir: “Oye, es aquí” Y ahí ya vas tú solo. Puedes tener un póster con tu cara y que digan: “Mira, existe” O puedes tener una máquina de atraer gente que resuena con cómo trabajas. Suscripción Pablo PD: Pero igual habla la anestesia. Aunque sospecho que no. |