Aviso: Esto que te cuento a muchos no les dirá nada. Pero si por lo que sea prefieres que tus clientes sean gente con una cabeza por encima de la media (porque tienes trato con ellos) me parece importante comentarlo. Hay una cosa que un profesor de inglés que no conozco le dijo un alumno y lo dejó un poco loco: “Si él le escribe a ella unos cuantos sonetos, la ama. Si le escribe 300 sonetos, ama los sonetos.” Puede ser él a él, ella a ella, ella a él, o ello a ello. Pero me entiendes. Quizá no sepamos explicar porqué esto es verdad o no es verdad, qué líneas cruza y todo eso. Pero es algo que sentimos. Nos huele raro. Igual que esto que te he contado, recuerdo un video que me pasaron de una mujer de estas que se hacen “virales”. La tipa salía en mallas fosforitas y por lo visto se dedicaba a darle los buenos días a todo el mundo. El vídeo empezaba con un: “Buenas–buenaaaaaaas…” Mientras lo decía, daba pasos en el sitio como para darle ritmo, y al mismo tiempo con una sonrisa de oreja a oreja te contaba lo bonito que es el mundo. Aquello era raro. No sabía por qué, pero no me lo tragaba. Cuando salí del video, vi el mensaje que me habían puesto después: “Me estoy partiendo el culo, pero madre mía la pobre los ataques de ansiedad que tiene que tener por las noches.” Y en ese momento sabes que es verdad. Te cae ese peso. El problema muchas veces cuando tratamos de vender algo no es que no digamos la verdad porque estemos mintiendo. Es que si estamos desconectados de lo que decimos… Se nos ven las emociones. Se nos ve en lo que hacemos. Y ni lo que hacemos es malo ni las emociones lo son. Pero lo que puede pasar es que todo junto sea “sospechoso”. Por si quieres conectar con alguien sin sospechas: Hay algo más aquí |
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