Si tu negocio previene de algo, mejor lo vendes así.

 
 
“¿POR QUÉ NO TE TOMAS LAS MALDITAS PASTILLAS?
 
Imagina que a cien personas se les prescribe un medicamento.
 
Piensa en lo que ocurre después. Un tercio de ellas no cumplirá la prescripción. La mitad de las sesenta y siete restantes la cumplirán, pero no tomarán la medicación correctamente. Se saltarán las dosis. Dejarán de tomarla antes de tiempo.
 
 Puede que ni siquiera la tomen.”
 
 
 
 
Así empieza el segundo capítulo del libro “12 reglas para vivir” de Jordan Peterson, y que titula:
 
Trátate a ti mismo como alguien a quien tienes la responsabilidad de ayudar.”
 
Por lo visto, si no hacemos eso de forma consciente, vamos al hoyo antes.
 
Ni lo digo yo, ni lo dice él. Lo dicen los datos.
 
 
 
 
Escribo de memoria:
 
Cuenta Peterson que es el destino de casi todo humano tener una cierta raíz de odio por sí mismo.
 
Un cierto descontento.
 
Vergüenza.
 
Una sensación de que no merecemos mucho más de lo que tenemos.
 
¿Pecado original? 
 
¿Un mal día en la infancia?
 
No lo sé, y para lo que vamos a ver da igual.
 
Lo que no da igual es que por más egocéntricos que seamos
 
(o que decimos que somos)
 
…pues resulta que en el fondo, por el motivo que sea, no lo somos tanto.
 
 
 
 
Mira, hace un tiempo hicieron el típico estudio que parece la verdad universal:
 
“Los hombres casados viven más tiempo”
 
¿Ves por dónde voy?
 
Muchos, leyendo este titular y sin saber lo de las pastillas, podrían pensar que los beneficios del matrimonio, por algún motivo cerebral, químico o emocional, pues les hacían vivir más tiempo.
 
Pero (hablo de memoria) alguien dijo que era más sencillo.
 
Que es que simplemente un hombre casado tiene a alguien que le diga:
 
 
–Paco, tienes mala cara.
 
–No me pasa nada.
 
–¡Que subas a Urgencias a que te den algo, c*ño!
 
 
Y así se pilla a tiempo.
 
Paco vive.
 

 
 
Si cuidamos a nuestros hijos, al perro, y hasta el coche más que a nosotros mismos,
 
¿Podemos hablarle de prevenir un dolor a quien va a comprarnos?
 
Mucho más, aquí
 
PD: Jordan Peterson es muy listo, pero los vendedores por carta de los años 20 (estos años 20 no, los otros) ya lo tenían más claro que el agua. Y sin estudio de ninguna Universidad.