Si explicas bien tu trabajo no va a entenderte nadie.




Hace unas semanas estaba al teléfono con un suscriptor de esta lista, que había contratado un servicio mío.

Él me explicaba los pasos que iba a dar con su proyecto.

Yo escuchaba.

Él me consultaba.

Yo, si lo sabía, contestaba.


Y llegó la pregunta del millón:


“¿Qué me aseguras tú con tu trabajo?”

Nada”– dije yo enseguida, como un resorte.


(No quería que me creciera la nariz mientras le contaba que en 2 meses iba a comprarse un Porsche Panamera pagado en cash sin financiar.)


“Sólo puedo asegurarte que vas a vender más con esto que sin esto”.


Claro, esto necesitaba una explicación compleja.

Exactamente el tipo de explicación que no hubiera funcionado a la hora de la siesta.









Si como a mí, no te gusta que te ronquen al otro lado de la línea y quieres que te presten atención, pues dices algo como:


Mira, para que te hagas una idea.

Esto es como la ópera y tú eres el cantante.


Yo no puedo llenarte la sala (llevar tráfico a tu web), aunque pueda decirte dónde buscar. Tampoco puedo forzar a nadie a que le guste la ópera (vender a gente no interesada). No construyo filarmónicas (no soy webmaster) ni lógicamente, puedo cantar por ti (tu producto es tuyo).

Lo que sí puedo hacer es asegurarme de que a quién le guste la ópera, tras leer atentamente tu cartel, le den ganas de ir a verte a ti y no a otro (copywriting). Porque si nadie te compra un ticket, no hay función.

Es lo único que puedo hacer por ti.




“Lo he entendido perfectamente”–me contestó.

Y ya no hablamos mucho más.







Bueno, no sé qué función tienes entre manos.

Pero o te prestan atención, o no llenas la sala.

Igual son tantos que puedes pasar sin que nadie te venda nada.

Pero si quieres saber dónde está el límite… es en el link.

Suscripción

Pablo.