Sé más preciso y vende menos.

Aquí va un matiz.

No es mío.

Es un matiz que según quién la aplique podría valer millones de euros y no es broma.

Pero este nivel de simplicidad está al alcance de pocos.

Hay dos errores típicos cuando alguien nos visita en la web:

1. No decir nada.

2. Querer decirlo todo.

Si no dices nada, la gente no sabe lo que hay detrás de las cosas.

Si lo dices todo, a tu cliente le salta en el cerebro la ventana de:

“Memoria insuficiente, por favor cierre las siguientes aplicaciones”

Y tampoco entiende nada.

Puedes ser muy preciso, pero si no “se ve”, no sirve para mucho.

Y esto, que le sirve a muchas empresas con sus empleados, también puede servirles a tus clientes.

Un ejemplo:

Creo que he hablado de él antes, pero Herb Kelleher era el CEO de una compañía de aviones americana.

(igual lo sigue siendo, no lo sé, no importa)

Este tío tenía que tomar mil decisiones.

Y cuando son tantas, tienes que tener una dirección sólida.

Tiene que haber algo grabado en piedra.

Algo que no cambie.

¿Los 10 mandamientos?​​

No.

El mandamiento.

Keller, cuando la gente le preguntara, tenía dos opciones para que supieran tomar decisiones:

1. Decirles que su objetivo era «maximizar el valor para los accionistas»

2. O decirles que ellos eran «LA aerolínea de tarifas bajas»

La opción 1 es precisa.

La opción 2 se ve.

Con una se puede trabajar, con otra no.

El autor del libro donde lo leí, uno de los hermanos Heath, decía que la opción de poner la precisión por delante de la simplicidad es una ilusión porque:

“Si un mensaje no puede utilizarse para tomar decisiones, no sirve para nada, por muy preciso o completo que sea.”

Esto, que todos “saben”, pues a poco que te des una vuelta por internet 5 minutos te das cuenta de que no lo saben tanto.

Y esto es importante.

Es importante porque decide en los primeros 10 o 15 segundos si vives o mueres para ese cliente.

Y quién sabe a qué juego está jugando, sabe lo que vale ser una flecha justo ahí.

hay algo más aquí.