Pocas cosas hay escritas en piedra.
O bueno, debe haber.
Pero a veces nos repiten una cosa tanto que parece que no exista otra opción posible.
Pasa bastante con la obsesión con Instagram.
Tiktok, tuktuk… o lo que saquen pasado mañana.
Comentemos eso.
Hace algún tiempo trabajé con una chica:
“Creo que el 90% de nuestros clientes vienen de Instagram y el restante porqué alguien nos ha recomendado.
También creamos bastante contenido audiovisual para las redes lo cual ayuda mucho a darnos a conocer.
Es verdad que instagram es una jungla y cada día está más saturado pero en nuestro caso no podemos no trabajar esa parte.
Por eso prefiero posts y artículos de blog que emails (que igualmente no descarto).”
Todo eso, por supuesto, es verdad.
Pero imagínate que yo tengo un amigo pescador.
Mi amigo me dice que en las playas de Alicante es donde más se pesca, aunque no se pesque mucho.
Que él siempre va a Alicante y allí a veces se pesca.
Que subió un par de días a Valencia.
Y que en Valencia no pesca.
¿Puedes comparar un par de días sueltos de ir a Valencia, donde aún no conoces los mejores lugares…
…con cientos de días pescando en cada playa de Alicante?
No me parece que se pueda.
Esto es muy básico:
El dinero suele estar donde está la atención.
(Digo suele porque hay gente que llama la atención y no sabe lo que hacer con ella)
Pero venga, digamos que es así.
El dinero está donde está la atención.
En Instagram la atención suele durar lo que tardas en mover el pulgar.
Instagram no es compromiso.
Instagram te quiere para lo que te quiere.
¿Puedes vender en Instagram?
Claro.
¿Todo lo que podrías?
Bueno.
Es que esto es de primero de golfo:
Si te gusta alguien y te lo quieres camelar de verdad, te lo llevas a un sitio donde no haya tanta música.
Si te interesa hacer ese movimiento más potente: