Hay un tipo en la Biblia al que dicen que le habló un arbusto quemado una vez.
No sé si era Moisés, Abraham, o ninguno de los dos.
El caso:
El otro día en la cafetería, me habló un sobre de azúcar.
No lo abrí.
No lo usé.
Sólo lo escuché.
(Recuerdo cuando le dije a mi abuela que los sobres de azúcar tenían frases escritas:
“Uy nene, qué bonito, ¿y quién escribirá estas cosas tan bonitas?”
Jajajajaja
Me hizo gracia porque lo dijo como si pensara que los del azúcar tenían a poetas en plantilla…
Pero si piensas que esto es inocente, te recuerdo que hay empresas muy fuertes que contratan a gente para que les escriban frases bonitas.
Y los jefes las leen y dicen lo mismo que mi abuela… Jajajajajajaja)
Pero volvamos a este gran sobre de azúcar.
Este sobre de azúcar me susurró algo tan sencillo y tan básico..
Insisto:
Tan sencillo y tan básico…
…que por eso entenderlo (de verdad) está al alcance de muy pocos:
“Todo es difícil antes de ser sencillo”
“Todo es difícil antes de ser sencillo”
Para ahí.
Esto no es el teléfono del suicida.
Tampoco una agenda de Mr. Wonderful llena de positivismo infantil que leer una y otra vez para barrer emociones debajo de la alfombra.
Esto es otra cosa.
Veamos:
Muchos, cuando tratan de vender algo, se montan cosas complejísimas:
– Que si voy a poner 500 automatizaciones diferentes.
– Que si voy a hacer una App para esto.
– Que si voy a darles no-sé-cuantas-opciones…
¿Sabes?
Y tú te dices:
“Macho, guárdate toda esa complejidad para hablar de lo que vendes, y el resto hazlo puto sencillo.”
O sea, caliéntate la cabeza en meterte más dentro de la cabeza de la gente y menos en construir cosas “difíciles”.
Si tienes dimensión e interés suficiente para que lo hagamos juntos, pues…
1. Activamos mi propuesta testicular, aunque dicho así suene raro…Jajajaja
2. Te cuento lo que se puede mejorar y cómo.
3. Dices “hostia, es verdad” y seguimos, o dices “eso no funciona conmigo porque mis clientes son nietos de Einstein” y no seguimos.
4. Me rellenas unos cuestionarios.
5. Nos reunimos y te interrogo como si te hubieras cargado a alguien.
6. Me dejas pensar tranquilo y tú sigues a lo tuyo.
7. Ponemos los textos (Spoiler: no poéticos)
¿Y qué pasa luego?