El otro día tuve una decisión complicada que verás que solo lo fue porque no siempre tenemos las cosas claras. A veces, aunque sepamos lo que queremos, somos sensibles a nuestros propios cantos de sirena, que nos prometen cosas que no siempre son verdad. Antes de que te asustes, tranquilidad. Este mail no es ningún consejo de vida, lo que me faltaba. No los tengo para mí, no te los voy a dar a ti. Pero sí puede ser un consejo de ventas si (como siempre) cogemos lo que vale de un sitio, lo interpretamos bien, y lo aprovechamos con éxito en otro. Te cuento mi vida lo menos posible: Un emprendedor online (que me hizo un gran favor en su día cuando me vendió un curso) me propuso formar parte del equipo de tutores de su nueva edición. ¿Por alguna habilidad especial? No, por ninguna, solo porque lo hice con muchas ganas. Aquí de especial no hay nada, créeme que no es falsa modestia, no soporto a Guardiola. El caso es que este curso podría haberme puesto delante de bastante gente. Era un escaparate para hacer “networking”. Mucha gente podría haberme dicho: “No te soporto” o “tío, me caes bien”. Pero comprarme, no me iba a comprar ninguno. Me iba a encantar echar una mano allí, iba a ser muy satisfactorio, pero ninguna de esas satisfacciones iban a venir de mi negocio. ¿Es eso hacer networking en realidad? Te sigo hablando de mí, pero igual ves que te hablo de ti. Cerré los ojos y pensé: “Pablo, ¿qué quieres, sentirte la autoridad o hacer prosperar tu negocio? ¿Qué quieres, que te conozca más gente o que te conozca la gente adecuada? ¿Qué quieres, que te aplaudan o vender?” Y me di cuenta de que casi casi quiero el aplauso, porque soy como todos. Todos queremos el aplauso, y como yo no lo explicaría mejor, voy a dejarte un párrafo que te puedes saltar pero yo no me saltaría: «Hay algo acerca de ti que tú no sabes. Algo que negarás aunque exista, hasta que sea demasiado tarde para hacer algo. Es la única razón por la que te levantas en la mañana, la única razón por la que sufres ese jefe de mierda, la sangre, el sudor y las lágrimas. Es porque quieres que la gente sepa lo bueno, atractivo, generoso, gracioso, salvaje e inteligente que eres realmente. «Témeme o reverénciame, pero por favor piensa que soy especial». Compartimos una adicción. Somos adictos a la aprobación. Estamos en esto por la palmada en la espalda y el reloj de oro (…). Porque somos monos envueltos en trajes suplicando por la aprobación de otros. Si lo supiéramos, no lo haríamos.» –Revólver Cuando tomas una decisión para tu negocio, quizá deberíamos preguntarnos: ¿Busco el aplauso o la venta? No hay nada de malo en buscar lo primero, es lo más normal del mundo. Buscar lo primero para conseguir lo segundo es posible también. Puede que gente que no te compra te felicite, y a ti te guste agradarles, yo no tengo nada en contra. Es como ir a la montaña a buscar a gente para que se vaya contigo a la playa. Igual mejor irse a la playa y una vez allí, cuando te pongas a vender, te preguntas: ¿Es esto esencial para mi venta? Lo que escribo, ¿es para que me admiren o para que me compren? ¿Es para que piensen lo bonito que hago las cosas, o para que las quieran? Mucho más, aquí PD: Sé que no es tan fácil. Pero la otra opción, a la larga, puede ser más difícil todavía. |
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