«Aquel que dijo más vale tener suerte que talento, conocía la esencia de la vida. La gente tiene miedo a reconocer que gran parte de la vida depende de la suerte. Asusta pensar cuántas cosas se escapan a nuestro control. En un partido, hay momentos en que la pelota golpea el borde de la red y durante una fracción de segundo puede seguir hacia delante o caer hacia atrás. Con un poco de suerte sigue adelante y ganas… o no lo hace y pierdes.» –Woody Allen (Match point) Podemos intuir cómo funciona la suerte, o tener alguna noción de qué hace a esa pelota caer del otro lado o del nuestro, todos tenemos amigos que tienen la cabeza en Narnia, pero llegan al centro y aparcan a la primera, y otros que se esfuerzan mucho, pero parece que la vida es un profesor que les tiene manía. Supongo que será complejo, pero no venía a hablar de eso. Cuando alguien aterriza en una web, pues muchos se irán para no volver, los números dicen que -aunque les guste una página- serán 9 de cada 10, con lo que cuesta traerlos y sólo vuelve 1. Acojonante. Cuando alguien aterriza en una página de inicio, y les pides su email para mantener el contacto con ellos y que entren en tu lista, sucede algo: La pelota golpea el borde de la red. Y también, durante una fracción de segundo, tu visitante se encuentra tomando la decisión de vincularse a lo que haces… o no hacerlo e irse, casi seguro, para siempre. Con un poco de suerte sigue adelante y ganas… o no lo hace y pierdes. Pero ya dije que no iba a hablar de suerte, se me escapa. Iba a hablar de una clase que sale hoy. Es gratuita y sirve para que cuando esa pelota toque el borde de la red y salte, pues de golpe una ráfaga de viento muy fuerte -que tú vas a crear- la haga botar delante, y ganes. Ganes un suscriptor más. y luego otro más. y luego otro. Así te guardas la suerte para cuando busques aparcamiento por el centro. Si esto te interesa, o te ha recordado a alguien a quien le podría interesar, todas las instrucciones están abajo, en el link. Mucho más, aquí. PD: Porque como decían los sufís hablando de la suerte “Cree en Dios, pero ata tu camello”. |
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