Psicología para amebas



A: ¿Qué te pasa?

B: Estoy triste.

A: Venga va, no estés triste…

B: Vale, ya me siento mucho mejor. Menos mal que me has dicho eso, de verdad. Gracias por tus palabras, no sé qué haría sin ti.




Jajajajaj

Vale.

Si tenemos el alma pura podríamos pensar que esta conversación es relativamente plana.

Relativamente poco trabajada por “B”.

(ese que quiere que no estemos tristes)

y no le culparemos.


Si somos un poco cabrones, pues tiraremos de gruesa ironía como “A”

(ese que le da las gracias)

…o quizá haríamos una broma de eso, cambiaríamos nuestro estado emocional, y al final no estaríamos tristes, o al menos no en ese momento.




En todo caso, esta conversación vista así puede parecernos relativamente estúpida,

pero hay algo a lo que sorprendentemente nos han acostumbrado tanto los que venden muy por debajo de sus posibilidades

pero tanto,

que ya ni lo logramos ver.




Santiago Rodríguez (que últimamente me viene mucho a la cabeza) cuenta esto mejor de lo que lo haría yo.

Te dejo con él:

“Todo experto en creatividad persuasiva respeta una Ley Sagrada: No se puede conseguir que alguien lleve a cabo algo si previamente no lo siente. Asimismo, nadie puede sentir nada si antes no lo conoce. Y sin embargo bien que lo olvidamos. En una pequeña investigación sobre 250 mensajes publicitarios de todos los sectores, descubro que el 92% tratan de conseguir que el receptor actúe sin antes haberle hecho sentir nada. A base de imperativos (“Aproveche”; “Ahorre”; “Distingase”; “Sea el número 1”; “Compare”; “Consiga”; “Llame ahora”; “No se pierda…!”) tratan de obtener la acción sin haber creado la emoción. Parecen decir: “Estimado cliente: Ni sepa, ni sienta… Limítese a darnos su dinero”




…ya puedes adivinar aquí qué es exactamente lo que sus estimados clientes no van a hacer,

o no tanto.

A mí personalmente me encanta que me hagan sentir cosas cuando compro, 

a mí, a ti puede que no.

se me hace como plano pagar por cosas que no me toquen un poco la patata y lo evito.

Pero este capricho mío no importa, importan los números,

y estos dicen que habrá más interesados.

(aunque no digan que estos se convertirán en clientes más agradecidos, que también es cierto)



¿Lo conseguirá una foto de un atardecer?

¿Una plantilla?

¿300 años de experiencia?

¿Un grupo de expertos profesionales a tu servicio con visión 360º que te ayuda a resolver cualquier problema que puedas tener?

Mucho más, aquí.