Igual hoy debería de centrarme en decirte que el viernes que viene mis servicios cierran una etapa y empiezan una nueva.
Que si te organizas bien, en noviembre podríamos empezar a colaborar por tarifas de 2021.
Contar todo eso y tal.
Pero no.
Que cada uno haga lo que quiera.
Te cuento otra cosa por si te interesa, tiene que ver con la línea entre pasarse en ventas o no llegar.
No sé si esto nos pasa a todos.
A mí sí, a todos no sé.
Pero cuando eres joven y no sabes lo que aprendes después, pues como que tienes ganas de más:
– Más ocio.
– Más planes.
– Más chicas.
– Más volumen.
– Más vacaciones.
– Más.
Más casi siempre es mejor, y si hace mucho ruido mejor todavía.
Pero luego un día tienes responsabilidades y lo único que va preocupando es ajustar tu música.
Como en una mesa de estas de estudio de grabación, tienes varias líneas, y el arte está en donde mover el indicador para que todo esté en equilibrio.
– Cuánto ocio necesitas antes de que pierda el sentido.
– Qué comida te sienta bien y en qué cantidad.
– Con cuánto deporte estás a gusto.
– …y cuántos amigos son demasiados.
La fina línea entre no llegar y pasarse.
Te cuento esto porque esas cosas no siempre llegan con el cerebro en modo avión.
Hay que ser consciente.
En copywriting es igual.
Cuando uno no se pone a hacer un trabajo serio de comunicación del valor de su empresa, pueden pasar 3 cosas:
1. Quedarse corto, no saber tocar la melodía de tu cliente y no darle ganas de nada.
2. Quedarte largo, y que sea forzado.
…y mi favorita y la más común:
3. Quedarte corto de lo importante y largo de lo que a nadie le importa.
Gritar frases que no pasan a través de la piel de nadie, y quedarse con lo peor de los dos problemas.
Eso es una putada.
Algo así comentaba John Caples, el famoso publicista, cuando hablaba de cómo le enseñaron a “saber exagerar con habilidad”
Y eso se consigue ajustando la intensidad de lo que de verdad es importante.
Porque es lo natural.