Provocar una conexión inmediata con tu cliente.



Todo el mundo conoce esa sensación magnética que nos produce alguien que nos recuerda a algo familiar, a algo nuestro.

A lo mejor no le conocemos de nada, 

quizá sólo hemos estado delante de él un minuto.

Pero a veces eso nos basta para sentir que conocemos de mucho a alguien que en realidad no conocemos de nada.

Y nos decimos:

“Este tipo es de los míos.”




Esto pasa en todo, no sólo en las ventas.

Pasa en las citas, 

en las amistades, 

en el trabajo…

En todo.




Chica conoce a chico.

Chico casi no ha abierto la boca todavía.

Chica siente algo que no puede explicar, pero que si se traduce se parecería a un:


“Este tipo lo pilla”


Este tipo me entiende (o puede entenderme), habla mi idioma, ve la vida como la veo yo…  ya sabes.

Este tipo es para mí.




Eso lo hemos experimentado todos varias veces.

Ahora.

La diferencia es que muchos piensan que eso es cosa del destino.

Y (sin querer ofender al destino) no es así.




La semana pasada un chico que se llama Mario y trabaja en el mundo del vino me mandó un mail:


“Hola Pablo,
 
He visitado tu web y tengo la sensación que te conozco…”


(Luego en reunión me dijo que había aterrizado en una página en la que no salía ni mi cara)




Esto no te lo cuento ni porque sea la primera vez que pasa ni para echarme flores (aquí no hay flores que echarse) 

Te lo cuento porque puede que quieras preguntarte esto:

Los mensajes corporativos muy modositos y muy de marca que vemos por ahí, ¿podrían conseguir eso?

Si no pueden conseguir eso,

¿para qué los escriben?


Si las respuestas han sido “no” y “para nada”,  y sospechas que hacer algo puede salir bastante rentable:

Hay algo más aquí