Pregunta para calibrar al milímetro una venta, una relación, una…

Esto puede parecerte un arte oscura.

No lo es.

Porque las artes oscuras no existen, lo que existe son las intenciones oscuras y saber cómo funciona la gente.

Pero si sabes lo último y tus intenciones son más puras que oscuras, entonces es muy difícil que no vendas más.

Te cuento algo sobre ponerlo fácil y ponerlo difícil.

Igual es denso para un viernes. 

Pero eso ya lo ves tú.

¿Hay que ponérselo fácil a un cliente?

La mayoría dirían que sí.

Que contra más fácil, mejor.

Luego esta gente les da todos los BeNeFiCioS que sus clientes desean y unas garantías que si no te gusta el producto en 10 años…

Pues si tienes cojones y ganas de vivir buscas el ticket y lo devuelves.

¿El primer mes gratis?

¿La primera consulta?

¿…

Sigue sin funcionar.

¿Entonces fácil o difícil?

Esa es una pregunta que no hay que hacerse.

La pregunta, en todo caso, es qué y cuándo.

Qué fácil y qué difícil.

Cuando fácil, y cuando difícil.

Te lo digo porque estas semanas estaba trabajando un tema de casas rurales.

Y claro, en una casa rural te venden paz, tranquilidad, naturaleza…

Hasta te dicen que es tuya:

“Tu casa rural” 

Joder, no sabía que tenía tierras.

Si me descuido la heredo.

Es fácil, pero como que no apetece.

Hostia, qué mareo.

Pero luego hay cosas que son difíciles cuando quieres ir a un sitio y como que tampoco apetece.

Hostia, hostia… qué puto mareo, mareo. 

Aquí quizá haya que sacar el copywriting a pasear en lugar de recitar beneficios como si fuéramos la niña del exorcista.

Eso es lo que le he comentado a Domi, y no tengo una bola de cristal, pero como mínimo debería ser un poquito más excitante.

¿Un 25% más excitante?

No lo sé, pero…

hay algo más aquí