“Si no fuéramos algo más que seres únicos, sería fácil hacernos desaparecer del mundo con una bala de fusil, y entonces no tendría sentido contar historias.
Pero cada hombre no es solamente él;
También es el punto único y especial, en todo caso importante y curioso, donde, una vez y nunca más, se cruzan los fenómenos del mundo de una manera singular.
Por eso la historia de cada hombre, mientras viva y cumpla la voluntad de la naturaleza, es admirable y digna de toda atención.
En cada uno se ha encarnado el espíritu,
En cada uno sufre la criatura,
En cada uno es crucificado un salvador.”
-Hermann Hesse
Pues nada, ya estaría la misa hecha.
No, ahora en serio:
Toquemos el tema de “ser alguien”.
No “ser alguien” para nosotros.
“Ser alguien” ya somos.
Digo ser alguien para el de enfrente… Más que nada porque salvo casos muy raros, es el de enfrente el que nos paga por lo que somos.
Lo que somos.
Porque tratar de que se vinculen a nosotros sin “ser alguien” antes…
Pues van a mirar la etiqueta.
Y si miras mucho la etiqueta es porque no lo quieres de verdad.
Eso es así.
La gente que vende mucho es gente muy reconocible.
Tienes la sensación de saber quiénes son.
(Ojo, la sensación.
Luego de puertas para adentro es otro cantar.
Pero la sensación lo es todo.)
Y una cosa muy tonta para los del VaLor de MaRCa:
Está muy bien tener a mano un logo que represente ciertos valores.
Ciertos valores por los que se paga.
Pero esos valores son humanos.
Y en carne se ven bastante mejor, porque salvo que tengas una marca de las del 0,01%…
En carne se ve mejor.
Por eso, hay un camino largo (y caro)
y otro corto (y menos caro):
–El largo (y caro= es pensar en cómo narices haces sentir a la gente cosas con un logo.
– El corto (y menos caro) es contar bien el cuento para “ser alguien” para el resto.