Por qué el storytelling no te está funcionando.

Resumen histórico en 12 segundos:

1. Hace poco en España pocos creían en contar historias para vender y todo eran hechos, hacemos, sabemos…

2. Hoy, tantos expertos en marketing lo han repetido tantas veces que muchos ya se dicen:

“Oh, la historia va a salvarme”

Hasta que luego llega el:

“Oh, pues no me ha salvado”

Te cuento el siguiente escalón (el punto 3) al que hay que llegar para que empiece a funcionar.

Si eres un ser humano funcional, ajustado (y con el punto necesario de egoísmo para no estar todo el día escuchando tonterías) puede pasarte que te venga alguien con una historia aleatoria y  tú te digas:

“Y a mí, ¿qué me importa tu vida?”

Lo normal.

Vale.

Pues esas tres primeras palabras son muy importantes:

Y a mí…

Muy importantes.

Porque tu vida no le importa a nadie a no ser que resolvamos ese “y a mí”

Primero el “y a mí”

Luego ya si eso tu vida.

Pero al revés no.

¿Y qué pasa con la gente que ha visto que no contar historias no ayuda… pero que contarlas tampoco ayuda tanto?

Pues que no piensan en algo con las ganas que deberían.

¿En qué algo?

En esto:

Empezamos a estar rodeados de mucha gente tratando de comernos la oreja con su historia y tenemos mucha prisa.

Antes del smartphone igual sí, pero hoy la gente no tiene tiempo para tu vida.

Tienen tiempo para su vida.

Pero para tu vida tienen poco.

Entonces cuando vas a contarles tu vida, hay algo que tienen que sentir muy rápido y ver muy claro, o no van a llegar ni a la segunda escena.

¿Por qué?

Por lo mismo que tú miras películas en Netflix y te dices:

“Qué pereza”

Esa pereza hay que atacarla si quieres que a la gente se le dilaten las pupilas y te escuche (sin necesidad de tomarse nada raro)

Si buscas eso y lo que vendes merece mucho la pena

hay algo más aquí