Hay una playa cerca de Aljizur (Portugal), de cuyo nombre no quiero acordarme, que tiene un mecanismo de filtro mucho más avanzado que el de la mayoría de negocios online y que igual te interesa. Allí, tumbado en mi toalla pensando que lo de fofisano es una patraña para hacer a la gente sentirse bien y que prefiero quitarme lo de fofi, lo vi. Más bien, no los vi. ¿Dónde están mis domingueros? ¿Dónde está ese padre de familia con esa barriga trabajada que planta la sombrilla y cuida la nevera? ¿Dónde están los abueletes aquí? No había. Ni uno. Ni parecido. Todos jóvenes, cuidados y sanos sin el fofi. Claro, uno siempre intenta extraer patrones. ¿Son todos los portugueses más delgados? ¿Será el bacalao y sus propiedades cambiavidas? ¿Son los culos de las portuguesas el secreto mejor guardado de Europa? Resulta que un amigo me confirmó que no era nada de eso, claro. Não tem velhos nesta praia?–le pregunté en un pésimo Portuñol. Não chegam. No llegan. No llegan porque esa playa sabe filtrar. No hay parte horizontal donde bañarse cómodamente, solo rompen olas y es perfecta para hacer surf. No hay acceso inmediato. Hay muchas escaleras para bajar (que muchos no quieren subir luego). No hay restaurantes de mantel de cuadros de papel con paellas incomestibles servidas por camareros en camisa blanca de manga corta. No hay. Esa playa no te lo da, y por eso está llena de sanos sin fofi y de espacio para no oler la crema solar del de al lado y de naturaleza para sentir que no todo es hormigón. Tiene sólo a clientes que aprecian eso y que están dispuestos a hacer un esfuerzo por tenerlo o ni siquiera lo perciben como esfuerzo, porque van con más ganas. Vale. Muchos tienen la misma personalidad que Benidorm y le ponen todas las facilidades del mundo a cualquier cliente. “Que vengan todos, que entren todos aquí.” Pero los mejores clientes no se conforman con una experiencia tan pobre y al alcance de todo el mundo. Y se van a otras playas. Porque no quieren lo barato, ni lo mediocre, ni el todo vale. A unos hay que aguantarles. Los otros te hacen la vida más fácil. ¿Estás filtrando bien? Mucho más, aquí. Pablo. PD: Quizá la misma persona pueda ser un cliente insoportable o uno increíble, pero claro, eso no depende de él. Depende de ti. |
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