Santiago Rodríguez es una bestia de la venta que tenemos en España.
Como país, deberíamos haberle hecho más caso.
Pero le hemos hecho menos.
Y comentaba un concepto al que siempre debemos de volver si queremos pegar con toda nuestra fuerza.
Una parte no, toda.
Santiago decía que todo lo que vendemos tiene un punto G.
Todo.
Que hay un momento de clímax con un producto en el que no nos puede producir más placer.
Él lo llamó:
“El momento de Máxima Ilusión”
…y comentó que no es fácil localizarlo.
No es fácil darle forma, saber exactamente cómo es…
Pero que el poder más grande está ahí.
Ahora, todo sea dicho:
Hay gente que lo utiliza igual de bien que el vendedor de coches de segunda mano que todos hemos visto en las películas.
Miran la fórmula mágica
(la que sea)
y cuando llegan a “deseo” pues empiezan a soltar cosas de una manera que tú te dices:
“Lo están vendiendo”
Nos ha pasado a todos.
Y algunos pueden pensar que esto es bueno y otros que no lo es.
Allá cada cual.
Yo, aunque sé que no me has pedido opinión, creo que uno no debería estar pensando esas cosas cuando compra.
Pero bueno.
Yo creo que igual lo mejor es conocer cuáles son todos los momentos y luego comunicarlos sin que nadie piense que te estás pasando de listo.
(Ni tú te quedes corto golpeando)
Eso, por suerte, no lo hacen las fórmulas.
No sería justo.
Eso lo hace el esfuerzo en los detalles.