Nota aclaratoria.


Hablemos de cosas feas.

Hablemos de complejos y de estigmas, de estigmas feos.

Pero hablemos también de satisfacción con las ventas, y también de una satisfacción casi siempre mayor.

La satisfacción por la compra.

Por una buena compra, al menos.




Cuanto antes nos damos cuenta de que siempre estamos vendiendo, antes programaremos nuestras cabezas para verlo como algo que es igual de natural que respirar.

Animales sociales son animales que intercambian valor.

No hay más.

Vender es vivir.

Contar historias es saber vivir.

Pensar en lo que necesita el otro es vivir mejor.

Y por supuesto:

Dar algo que ayude a otra persona a lograr otro algo, pues no es que sea “vivir mucho mejor”, es que es la única manera de vivir.




Hoy, muchos están frenados por la amenaza y el estigma (casi religioso) de ser señalado como un cantamañanas.

Y está bien, está genial, ya verás.

Porque hasta mi primo que hizo la comunión hace ya dos años sabe que los que más señalan son los más estigmatizados,

…así que son los que menos venden.

0% de presencia en el mercado.

Una puta maravilla.

Dame más gente así.




Vale.

Hay una cosa que se llama Heurística de la disponibilidad, que en cristiano significa “si busco un ejemplo me viene esto a la cabeza”.

Es algo que pasa con todo, en todos los ámbitos.

Te hablan de algo, y tu mente se acuerda del escándalo.

Busca la última emoción disponible que tenga relación con eso.

Aunque ese caso represente un 0.001% de la realidad.

Eso da igual.

Si me acuerdo de eso, esa emoción es la verdad y punto.

¡Bam!

El 99.999% bajo sospecha.





Pero.

Si vamos más allá del estigma de que alguien piense que es ridículo empezar ahora con un nuevo deporte, un instrumento o un idioma, puede que aprendamos algo.

Si vamos más allá del estigma de que alguien piense que somos unos violadores o unas facilonas y mostramos interés, podemos descubrir a alguien.

Y si vamos más allá del estigma de que alguien piense que somos unos vendehumos y hablamos sin miedo, quizá podemos aportar valor a ese alguien.




El mundo puede hacer muchas cosas por nosotros, pero quizá esperar a que nos quitemos los complejos no sea una de ellas.

Esos tienen que venir quitados de casa.

Igual te los quitas y vendes.

O igual te los dejas y te pones a ver como venden los demás.

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