En este email hay algo que a mí me interesaría saber si quiero tener una web en la que alguien entre y no se vaya sin llevarse algo mío puesto en la cabeza. Te digo: La inmensa mayoría de gente esto ni se lo plantea. Y está bien. Así le pasan clientes a los que sí se lo plantean y tenemos un mundo más justo. Todo ventajas. Siempre que veo una propuesta inicial para la estructura de una web, la cosa va más o menos así. 1. Pongo lo que hago. 2. Luego mi producto o servicio. 3. Unos logos. 4. Unos testimonios donde la gente diga que no dudará en recomendarme. 5. Pongo otro servicio o producto. (“Por si lo de antes no te va, tengo esto. Y si eso tampoco te va, pues tengo esto otro. Pero por favor cómprame”) 6. Contacta sin compromiso, que de verdad que no te voy a intentar vender. Más o menos algo así. Apilando una cosa tras otra, como libros. Cada uno con el lomo de un color. Vas leyendo y vas a golpes: “Toma un eslogan.” “Ahora un contacta” “Luego una foto y un leer más” Cada franja de su padre y de su madre, como armando un Frankenstein. ¿Lo mejor? Parece que te han dicho 14 cosas, pero sales de ahí y no recuerdas una sola. Todo es lo mismo. Cosas desconectadas las unas de las otras que te llevan a todas partes y a ninguna. Ahora, también te digo esto: Si no van a tener un discurso hilado y que tenga sentido para la persona que quieren que se vincule a su proyecto, mejor que apilen franjas de colores. De verdad. Así al menos alguien apreciará el diseño y dirá: “Oh, mira qué bonico” Y aunque no compitan por lo que hacen, sí son más agradables de ver. (Menos es nada) Por si la web tipo Frankenstein no funciona demasiado bien: Hay algo más aquí |
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