Te cuento una táctica muy poco eficaz para darte caché. Y te la cuento por si no quieres utilizarla. Si esta táctica te resulta espectacular, deberías preocuparte. Y aunque no la uses de forma tan exagerada como esta chica, puede que si tienes una marca al final de este email te plantees algo. Conocí a una chica que vendía ropa a otras chicas. Nada nuevo. El caso es que esta chica andaba empezando y construyendo su marca. ¿Qué hizo? Mirar las estrategias de las marcas que están ya construidas. Cuidado aquí: Inspirarse en la mentalidad del que “ya ha llegado” es muy bueno, pero tratar de copiar lo que parece que está brillando… Cuidado. Esta chica se había inventado una tripolaridad. Ella estaba sola. Pero tenía un nombre para cada departamento imaginario: –Raquel era la de atención al cliente. –Ana la de fotografía (a veces posaba de modelo porque estaba buena y eso) –Y Laura la que llevaba las redes sociales. “Así da la sensación de que somos más grandes”. No voy a entrar en lo triste o lo alegre, ni en lo malo ni en lo bueno que es este mensaje para el autoestima de uno. Mejor entro en otra cosa: Hablaba el otro día con un cliente (que sí que es grande de verdad) y me comentaba las ventajas de haber hecho el camino contrario. No es que yo le obligara a ponerse al frente de su marca. No es que yo le dijera “coge el capote, sal y torea”. Es que él entendió que debía hacerlo si quería crear una relación más íntima con la gente que le compraba. Que debía bajar al ruedo. Porque en el cielo habrá dinero. Pero en el suelo hay mucho más. (Lo de siempre: esto lo verán unos, otros no, y mañana seguirá siendo sábado.) Si vas a copiar a los grandes, copia aquello que te haga fuerte. No lo que te haga más débil. Si decides usar (y usar bien) el mejor arma de los pequeños para vender más. (un arma por la que muchos negocios grandes estarían dispuestos a pasar por autónomos) Es abajo: Hay algo más aquí |
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