No es lo que dices, es a quién se lo dices.





Mi tía trabaja en un colegio de Monjas donde ya no queda ni una.

Y en la paella del domingo me contó algo gracioso.

Por lo visto, una profesora millenial la lió.

A ver, yo no pienso que fuera nada del otro jueves, pero por lo visto las mamás se pusieron muy nerviosas.

Monjas + Reggeaton… ¿Qué puede salir mal?











El caso.

Esta chica probablemente (porque no la conozco) querría hacer alguna coreografía divertida con los niños.

Y claro, el Padre Nuestro es conocido, pero no tiene una base que te permita sacarle mucho jugo y además cuenta como herejía.

Entonces esta chica dijo:

¿Y si bailamos “Sin piyama” de Becky Yi?



Y puso a niños de 6 años a cantar:


Si tú me llama’

Nos vamo’ pa’ tu casa

Nos quedamo’ en la cama

Sin pijama, sin pijama “










Años antes, en una de esas noches de verano en el campo viendo pelis de Antena 3, mi prima pequeña, que también tendría 6 o 7, vio una escena explícita de un tío empotrándose a la protagonista


– Mamá, ¿qué están haciendo?

– Cariño ¿no lo ves? Están bailando

– ¡¡Vamos a bailar, mamá!!


Y claro, cuando vimos a mi prima bailando activamente en el sofá con mi tía, que recibía “su baile” pasivamente, nos ahogamos de la risa.








Lo que digo es:

¿Qué estás diciendo y a quién se lo dices?

Porque igual lo que cuentas significa una cosa para un segmento de gente y para otro otra.

La canción de Becky yi podría molestar a las mamás, que sabían lo que era que las invitaran a casas ajenas y les quitaran el piyama.

¿Pero a críos de 6 años?

Bueno, desajustes así los vemos cada día.

Pero no nos hacen un favor.

Lo que tú ves igual no lo ven los demás

Y si no lo ven compran menos,

o compran y se equivocan y luego te toca aguantarlos. 

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Pablo

PD: Arriba.