Imagina que entras a una web que sospechas que tiene lo que buscas. Digo sospechas, porque no te explican nada, no hablan contigo y sólo hay fotos, logos y eslóganes de lo buenos que son en esa página. “Sí, sois la hostia, pero ¿sois la hostia para mí también?” …es lo que piensan la mayoría de sus visitantes, a los que les toca interpretar y como todos vamos cortos de tiempo, se van. Hay un sector paciente, supongo que será un perfil más maduro y con menos ansiedad social, (Los jóvenes paciencia tienen poca y ansiedad social mucha. La primera se la ha fusilado crecer con un smartphone conectado a internet en la palma de la mano, y la segunda relacionarse con gente casi exclusivamente a través de una pantalla) Pero vamos al sector paciente, maduro o no. Si estos no entiende nada, quizá escriban por Whatsapp en la web y hagan pensar al propietario: “Oh, qué herramienta, qué cercanía ofrezco” …y al propietario le toca contar lo que su página ya debería de contar sola una vez, y otra vez, y otra vez… Ojo, nada en contra, yo no pierdo ese tiempo. De hecho mi trabajo es ahorrarlo. Hay una cosa que muchos odiamos cuando entramos a una tienda de ropa. Sí, es el “¿Te puedo ayudar en algo?” cuando llevas 3 segundos en la tienda. “No, estoy mirando” –es la respuesta automática, aunque ni siquiera nos ha dado tiempo a mirar. Lo que quiero decir es esto: Si ofreces ayuda a quien todavía no ha tenido tiempo de desear lo que tienes para él, le estás gritando “quiero venderte”. y esto, en internet, funciona en los casos en los que alguien ya sabe que va a comprar prácticamente antes de entrar, que busca algo muy preciso. Funciona con los que ya vienen vendidos. ¿Entonces Whatsapp sí o Whatsapp no? La cuestión es cuándo. Si los textos de tu web son malos, ponlo en seguida, porque los que tengan paciencia van a necesitar que les expliques todo, y los que no, los ibas a perder de todas maneras. Pero si los textos son buenos, lo lógico es que no quieras que nada distraiga su interés para que puedan escucharte con atención, y cuando ya lo hayan hecho, cuando ya hayas dicho lo que tenías que decir, entonces si tiene que saltar el Whatsapp para las dudas precisas, que salte. Antes no. Después. Esto me recuerda a los chavales que se arman de valor y van con su número apuntado en un papel a la chica guapa, le tartamudean su nombre, se lo dan y se van. “Al final nada, pasó de mí” Claro, ¿cómo no va a pasar de ti si aún no te has tomado el tiempo de ser interesante para ella? Bueno, yo tengo un servicio, y si filtramos bien a tu cliente pues podemos poner tu Whatsapp, pero asegurarnos de que sirve para resolver dudas muy precisas, porque para la información general ya has pagado una web y unos textos, o a ver si te la hiciste para que la gente te conociera tu trabajo, y vas a acabar siendo comercial por Whatsapp. Cada uno como quiera, pero si prefieres centrarte en hacer tu trabajo y que tu página haga el suyo, es en el link. Mucho más, aquí. |
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