Mejor que no expliques así cómo funciona tu producto o servicio.



Matrix.

No sé cuál, pero una de Matrix.

El consejero Hamann le pregunta tranquilo a Neo:

¿Alguna vez has estado en la sala de las máquinas?”

Y él dice que no.

“Me gusta andar por ahí de noche, es bastante impresionante. ¿Te gustaría verlo?”

Y bajan a verlas.




Asomados a un balcón, miran a las máquinas, que son enormes torres negras que se mueven.

Llegan sonidos de grandes engranajes.

Apocalípticos. Metálicos.

Imparables.

Duros.


“Nadie baja nunca aquí, a no ser que haya un problema…”–comenta Hamann


Y aquí añade una cosa bastante sensata, la esencia de lo que te quiero contar:


“…Así es la gente. A nadie le importa cómo funciona mientras funcione.”




Bien.

Casi seguro que a estas alturas todos sabemos (o al menos sospechamos) que esto es una verdad como un templo.

Que cómo funciona un motor le interesa a un mecánico.

(y a 4 frikis)

Que cómo funciona un medicamento le interesa a un médico, un enfermero o un farmaceútico.

(y a 4 frikis)

Y que cómo funciona ese producto que vas a sacar al mercado le interesa al tipo que lo saca al mercado.

(y con suerte, a 4 frikis)




Cómo lo haces no le interesa a casi nadie, pero lo que eso hace por ellos sí que les interesa.

Está claro.

Pero si está tan claro, hay algo curioso aquí:

Todos los grandes redactores publicitarios (todos, sin excepción) se han tomado el tiempo y el espacio necesario en sus anuncios para explicar el funcionamiento de lo que venden.

Y esto puede parecernos raro, porque ya sabemos que eso no le interesa a casi nadie.




Lo que muchos no entienden, es que no lo explican porque a la gente les interese cómo funciona.

No, por eso no.

Lo explican por otra cosa.

Porque si lo explicaran para que la gente sepa cómo funciona, entonces estarían perdiendo tiempo, esfuerzo y dinero.

Pero saben que si explican cómo funciona con un objetivo más interesante y útil, entonces ganan tiempo y dinero, con mucho menos esfuerzo.

¿Y cuál es ese objetivo?
 
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