Cuando eres un niño al que le gusta crear cosas (y aspiras a pasar un buen rato mientras estés por aquí) cuando te dan el libreto de las carreras ofertadas por la Universidad para elegir una… Pues tragas saliva. Tienes 18, se supone que vas a empezar a ser libre y palabras de mayores como economía, derecho o ingeniería (agro/espacio/atómica/ultra + algo) te dan ganas de manifestarte por un 3º de Bachiller. A los que nos gustaba pintar y colorear, se les daban medio bien las mates y aspiraban a llenar la nevera, elegimos Arquitectura. Es bonita y prestigiosa, dicen. El otro día estaba hablando con alguien que me preguntó por qué pasar de algo tan bonito… a campañas de venta. Por qué bajar de los cielos de la creación a “sacarle” el dinero a los demás. (Eso no lo dijo, pero viniendo de una tradición judeo-cristiana, se piensa.) Pues le dije (1) que me dan “verdad”. (2) Que me han enseñado a entender al ser humano desde ángulos a los que jamás hubiera podido acceder haciendo lo que hacía. (3) Que si antes me expresaba con el dibujo, ahora lo hago con los textos y tomo muchas más decisiones. Y (4) que como son proyectos más cortos, aprendo más del mundo en un mes aquí que en un año en un estudio. Y ahí recordé un fragmento que leí hace muchísimo tiempo de Risto Mejide. Sí, puede no ser santo de tu devoción. Sí, puede ser un populista emocional que busca el aplauso fácil. Sí, puede ser un niño frágil detrás de una fachada de ególatra. Pero el tío piensa muy bien, (y si le quitas azúcar y alguna metáfora metida con calzador) escribe mejor. «Las cajas registradoras son los únicos confesionarios reales que nos quedan, los últimos reductos donde la gente sigue diciendo la verdad. Precisamente, registran la verdad de lo que quiere, la verdad de lo que le gusta, la verdad de lo que necesita, la verdad de lo que gasta, la verdad de lo que devuelve, la verdad de lo que tiene y de lo que le falta, la verdad de lo que es. Confesamos nuestros pecados, los pasamos por el escáner y a continuación pagamos nuestra penitencia en forma de crédito o débito, según el momento en el que queramos enfrentarnos al extracto de nuestra expiación.” Si tienes algo que quieres que pasen por caja, yo tengo un servicio. No vamos a filosofar sobre tu producto. Tampoco vamos a pensar en lo que debería venderlo. No vamos a cambiar el mundo, ni al ser humano. Sólo usaremos lo que vende (y no lo que debería vender) Lo que está en el link. Suscripción Pablo. |
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