Jodorowsky está como una cabra.
Lo sabe y le gusta.
Este señor de 91 años es excéntrico, creativo, habla en símbolos y ve lecciones profundas donde la inmensa mayoría vería mediocridad.
(Y tiene la cabeza más fresca y los ojos más abiertos que todos a los que triplica la edad.)
No sé, igual es cierto eso de que todo es un círculo y de que contra más loco estás, también más cerca estás de la cordura.
Bueno, yo no controlo de corduras, pero me gusta eso de vivir pensando que hasta lo más banal tiene el más profundo de los sentidos.
Yo estos días ando con su libro «Cabaret Místico», para oxigenarme un poco de tanto texto de venta.
Ahí, Jodo cuenta cómo sus charlas más efectivas y divertidas estaban mezcladas con chistes. Con fábulas.
(Sí, sí, esto tiene un aire a Nuevo Testamento, pero espera.)
Me hizo mucha gracia esta:
«Una señora sueña que acaba de acostarse en su dormitorio. De pronto la ventana se abre violentamente y un negro musculoso entra en el cuarto. Está desnudo y exhibe un miembro enorme en plena erección.
-¡Socorro! -grita la dama-¡oh, Dios mío!, ¿qué me va a suceder?
El negro le responde dulcemente:
-No lo sé, señora. ¡No soy yo el que sueña, sino usted!»
Jajajajaja
(Ahora tiene más sentido la primera frase de este mail.)
Jodo venía a decir que la realidad, al fin y al cabo, es otro sueño. Y que igual que en uno lúcido, somos nosotros los que vamos a hacer que nos responda de una manera o de otra.
Con nuestra actitud, mezclada con nuestras acciones.
Siempre y cuando estas acciones vayan a algo preciso.
Que tengan un objetivo.
(Y la resistencia más pequeña posible a él).
Bueno, yo no sé si quieres preparar el terreno para que no haya resistencia por tu parte. O por parte de tu cliente.
Una quizá lleve a la otra.
Pero si te decides ponerle lubricante a tu comunicación en redes, textos o mail, tengo lo que necesitas.
Psicomagia copywriting.
Suscripción
Pablo
PD: Arriba, sin allanamientos de morada exhibicionistas ni señoras asustadas.