No sé si tu tienes un placer oculto inconfesable. Un “guilty pleasure” que dirían los gringous. Algo que no reconocerías porque te mirarían raro. Yo lloro de risa con los grupos nihilistas de Facebook. Lo siento (supongo). Sé que en el fondo son tristes. Sé que muchos están deprimidos y hacen bromas con ello. Y también sé que eso no los va a sacar de ahí. Pero lo cierto es que cada vez representan más a una porción del mundo y algunos comentarios son tan lúcidos que dan miedo. Esto último me ha recordado a un fragmento de una novela de Michel Houellebeq (que tiene una depresión de caballo) y que me hizo cerrar el libro: “La lucidez tradicional de los depresivos, a menudo descrita como una no-inversión radical por las preocupaciones humanas, se manifiesta ante todo en una falta de interés por cuestiones que en realidad no son interesantes. Así uno puede, en un momento dado, imaginar a un depresivo enamorado, mientras que un deprimido patriota parece francamente inconcebible.” A lo que iba. El otro día alguién subió una broma que me hizo pensar: “Esa es la esencia de los nichos hoy en día” Y decía lo siguiente: “Lo que no me mata, me hace más raro a mí y más difícil de relacionarse conmigo.” Estamos de acuerdo que definirse es ir de lo genérico a lo concreto. De lo standard a lo raro. Qué jodido debe ser eso para las ventas ¿no? Exacto. No. Es la parte chupiguay de la superpoblación y la especialización. Hasta ahora, podías trabajar con gente que no tenía tu perfil o no tenía el perfil que tú querías. No podías elegir. Si no te gustaba… ya sabes. Ahora tienes la oportunidad de alcanzar a gente a la que ya le gustas tú y tu manera de hacer las cosas. Y creo que no nos damos cuenta de la gran ventaja para la calidad del trabajo que esto supone… Si estamos dispuestos a ser nosotros mismos, claro. Hoy quien hace de todo, ya no hace de nada. – Oye Paco, ¿qué proyectos haces? – Mira Encarna, de todo tipo. Un poco de esto y de lo otro. Pues Paco, qué jodido lo tienes con Encarna. La realidad hoy es que no necesitas caerle bien a mucha gente. Necesitas caerle muy bien a unos pocos. Y si compartes algunas rarezas, pues champagne. Ellos serán extensiones (con muchos matices) de tu manera de entender la vida y todo irá mejor. O sabrán que lo que a ti te hace diferente, a ellos puede servirles. La gracia de todo esto es que hay que comunicarlo. Y hay que comunicarlo bien, sin que se te vea el plumero. Con plantillas y webs-velatorio pues… pues. Yo prefiero mirar los cerebros de los clientes complejos, y ver cómo les contamos el cuento. Y esas cosas se hacen en el link. Suscripción Pablo. PD: Sí, sí. Arriba. Que los robots no compran aún. |
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