La verdadera pandemia te está atacando ahora y no valen mascarillas.



Si no eres un ermitaño de las Redes Sociales lo has notado.

El cerebro borra lo que no nos gusta.

Pero es que esto es mucha tela de borrar.


A la pandemia de los gurús vendecursos ya no hay quién la pare:



Gurus para decorar mi casa con Feng Shui.
Gurús para leer 3 libros a la semana.
Gurús para hacer el pino (real, en 30 días).
Gurús para salir en los medios.
Gurús para darte clientes (ellos funcionan, los otros no)
Gurús resucitadores de inmobiliarias “en época de covid-19”
Gurús ex-militares (con un nuevo método de defensa personal que es absolutamente nuevo y nunca has visto)
Afeitate las pelotas que te huelen.



(Esto no es un gurú, es un anuncio buenísimo que comentaré un día)


Estos, claro, se suman a los gurús de antes.


La escuela de la vida.


No me entiendas mal, mejor eso que gastarlo en drogas.

Pero presenciar constantemente como los demás parecen mejores en algo (en ser felices en playas, en leer tres libros, en conseguir clientes…) puede resultar cansado.





¿El mensaje genérico de base?


“No sabes lo suficiente. ¿Tu vida no está cambiada? Debe ser una mierda y no sabes lo bien que se está dónde yo vivo. Dentro de tres meses serás la hostia y abrazarás Maseratis, pero hoy no puedes parar.”


Y cuando en vez de ser la hostia te la das, pues los que decían que no querían “ese trabajo” porque era ir corriendo detrás de una zanahoria como tontos…

…resulta que han acabado corriendo detrás de una zanahoria más grande y más tonta: la de “seré suficiente cuando…”


(Ojo, que lo digo en calidad de pecador)

Otra cosa te digo: lo perfecto no vende. O no vende tanto.  





¿Sabes quienes se asombran por la perfección?


Los pardillos que aún piensan que algo o alguien la representa.

Y compran algunos, claro.

Pero no sé si tú quieres esos clientes.

Yo desde luego no. Los prefiero con los pies en la tierra, si me dan a elegir.







Aún no soy un gurú, pero me estoy pensando de qué serlo.

De momento sólo hago que a tu cliente le den ganas de trabajar contigo y de pagarte.

¿Te cambiará la vida? No lo sé.

Pero igual el negocio sí.

Suscripción

Pablo.

PD: o igual no, pero si la cosa va bien, espero que me invites a la comida de empresa.