Phil Knight fue el fundador de Nike.
Phil es humano, entonces por fuerza es incoherente.
…pero hoy no hablaremos de sus incoherencias.
Seamos positivos:
Hablemos de sus coherencias.
En sus memorias, Phil comenta:
“Todavía no creía en el poder de la publicidad.
En absoluto.
Un producto, pensaba, habla por sí mismo o no lo hace.
Al final, lo único que cuenta es la calidad.
No podía imaginar que ninguna campaña publicitaria pudiera demostrarme que estaba equivocado o hacerme cambiar de opinión.”
Vale.
Concéntrate en los anuncios de las pancartas que ves por ahí.
¿Puedes culparle?
Supongo que no.
Nadie con dos neuronas a las que les haya sonado el despertador esa mañana creería en el poder de la publicidad.
Nadie.
Ahora viene la mejor parte, la coherente de verdad.
Phil seguía escribiendo:
“Nuestros publicistas, por supuesto, me dijeron que estaba equivocado, equivocado, al mil por ciento equivocado.
Pero una y otra vez les preguntaba:”
(Aquí redoble de tambores para Phil, porque esto es lo que ninguna marca le pregunta a su agencia de marketing)
“¿Puedes decirme con seguridad que la gente compra Nikes por tu anuncio?
¿Puede mostrarme los números en blanco y negro?
Silencio.
– No, me decían …no podemos decirlo con seguridad.
– Entonces es un poco difícil entusiasmarse, ¿no?
Silencio.»
Bravo.
Qué gusto de tipo.
Vale que en 1970 las cabezas no estuvieran tan comidas como las de ahora, pero aún así, bravo.
Como yo lo veo, uno puede sacar dos cosas de aquí:
1. Uno puede seguir comprando “CoNCieNCia De MaRCa” (es decir, humo) a un equipo fresco y disruptivo que está rompiendo las reglas del marketing.
o
2. Puede ponerse a escribir y a medir.
Medir.
Medir.
¿Qué quería Phil?
Que se la midieran.
Que alguien le dijese:
“Mira los pares que hemos vendido con esta carta y con la tuya”
Pero no vendían por un canal que pudieran medir.