Hay una cosa que le gusta mucho a los de “marketing de contenidos”.
Son los días mundiales.
¿De qué?
De lo que sea.
Antes habían algunos y eran importantes, y hoy hay 5 al día y si eres de redes sociales y coincide con tu tema pues…
¡Boom!
Qué felices somos.
Ya tenemos un motivo para escribir relleno.
Inciso.
Tengo un amigo suizo fotógrafo, eso no es raro.
Pero lo que me pareció raro es lo que me dijo un día:
“Pablo tío, me gusta esta tía mucho, le hice un shooting la semana pasada.”
(Me enseña las fotos y tal)
“Le he escrito para decirle si quería hacer otro shooting, y veremos como va la cosa.”
Yo le dije que bueno, que depende de cómo se levante la chica ese día igual le sonaba la flauta.
Pero también le dije que, más allá de eso (si necesitaba una excusa para pedirle una cita a un ser humano) hay algo más profundo que debía solucionar antes.
Si lo piensas, hacer lo que hizo mi amigo y un día mundial es un poco lo mismo.
Dicho esto:
Hoy es el día mundial del urbanismo.
¿Y qué?
Pues que si te fijas bien en las barbaridades que se están haciendo con el urbanismo, te darás cuenta que son calcadas a las barbaridades que se están haciendo con la venta.
Mismos cerebros.
Misma ceguera.
¿Qué pasa con el urbanismo?
Pues pasa esto:
Los nuevos barrios de las afueras están pensados por gente muy lista (no me ves, pero aquí toso) en alguna oficina de arquitectura.
Piensan en estas cosas:
–Que dé mucho sol en las ventanas…
–Que nos toque mucha zona verde, oh…
–Que haya un carril bici, otro de patinete, otro de carricoche y uno doble para que puedas adelantar a las abuelas.
–Que haya bajos comerciales…
¿Resultado?
Un edificio colmena gigante, parques grandes a los que no va ni dios y locales vacíos que no se alquilan ni para blanquear dinero.
“El futuro”–dice el arquitecto.
Vale.
¿Y dónde quiere vivir la mayoría de la gente?
Pues resulta que en el centro, para que pasen cosas, o en una casa apartada de todo y todos, para que no pasen.
¿Pero en un edificio donde no pasa nada?
Gracias por darme horas de sol y una urbanización con árboles mientras me quitas la experiencia humana de salir a la calle y cruzarme con gente.
(Ejemplos de la vida real: Rivas Vaciamadrid)
No sé, igual es mejor hacer “ciudad”, que ciudades dormitorio.
Pero como igual estoy loco, pasemos a ventas:
En ventas pasa igual porque los cerebros son los mismos:
Estoy en mi cabeza porque pienso que mi cliente quiere una cosa
(Seriedad, profesionalidad…)
Y luego resulta que claro, por supuesto que no quiere un patán, pero l importan más otras cosas
(Comprensión, humanidad…)
Entonces, ¿qué pasa?
Que se construyen webs dormitorios donde nadie quiere ir andando a solas a según que horas de la mañana porque aquello da miedo.
Eso sí, con mucho diseño, que todos sabmos que es lo más importante.
(Guiño-guiño)