La estrategia de ventas del mejor bar de Suiza.



Esta historia la he contado varias veces offline y ninguna por aquí, así que ahí va.

Si no ves el matiz, esto no te parecerá para tanto.

Si perteneces a la policía del pensamiento puede que te des de baja.

Veas lo que veas y lleves el uniforme que lleves, te diré que este bar era el que más cerveza vendía en toda Suiza. 




No olvidaré la primera vez que entré allí.

Luego empecé a ir 3 o 4 veces a la semana.

Pero la primera no la olvidaré. 

Cuando te digo que estaba hasta arriba de gente un jueves, me refiero a que para recorrer los 20 metros que había de la entrada al aseo, mínimo eran 2 o 3 minutos y esto no es broma.

Aquello era un homenaje a los codos.

Todos en tus costillas.




El dueño del bar no sabe de qué color es el suelo de ese bar, para que me entiendas.




Un día atravesé la puerta y cuando giré mi cabeza para mirar la barra, vi que tenía tres filas de gente pidiendo delante de mí.

Pero entre todas esas nucas, una chica mona me miró y me dijo:


Qu’est-ce que tu veux?


Ohhhh…

En ese bar podría no caber una cazadora más, y tú nunca tardarías más de 45 segundos en pedir.

Eso para un suizo es muy importante, un suizo no tiene paciencia.

Eso es así.

Ni malo ni bueno.

Pero esa no es la lección de ventas, por supuesto que no.




El segundo o tercer día que fui a ese bar, comentando la jugada con un amigo mexicano, miré a toda la barra.

Vi a 7 chicas.

Eran como el arcoiris:


Una era rubia con los ojos azules,

otra era pelirroja,

otra morena ojos verdes,

otra morena-morena,

otra mulata,

otra negra, 

otra con tatuajes

otra…




Pero todas, absolutamente todas, eran monas.

(No he dicho espectaculares, he dicho monas)

Todas vestían de forma casual, eran naturales.

Las nueras perfectas.

Pensé en cómo era en España… y lo entendí.

Entendí por qué ese bar no hubiera funcionado ni la mitad de bien si hubiera seguido la estrategia que siguen todos los pubs en España que funcionan bien.

Y lo confirmé cuando vi que en el bar de al lado, (donde las camareras iban disfrazadas de escocesas cachondas con el escote por el codo) veías mucho el suelo.

“Menuda cagada”

¿Por?

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