El otro día vi una cosa que me pareció muy grande. Es cierto que verás que tiene su punto de tragedia y su punto de comedia. Pero si muchos negocios conocieran a su cliente tan bien como el tipo del que voy a hablarte, otro gallo les cantaría cuando la gente va a ver “qué hay en sus webs”. El caso: El chaval medía bastante más de dos metros. Entonces una chica lo vió y claro, algo le llamó la atención. (No la culparemos) Por supuesto, no fueron ni las gafas, ni la camiseta, ni lo guapo. Fue lo de siempre. Entonces esta chica se acercó y le dijo: “Joder, qué alto eres” Y el chaval, sin decir palabra, sacó una tarjeta del bolsillo y se la dio. Ella lo leyó: === Sí, soy alto. Mido 2,08 cm. (No, no es broma. Sí, eso es ser bastante alto) No, no juego al baloncesto. Juego al voleibol. Sí, verle la coronilla a todo el mundo es raro. Sí, el tiempo es agradable aquí arriba. Ha sido un placer hablar contigo. ==== Jajajajajajajajaj Aquí hay una parte divertida y otra trágica (pero rentable) – La parte divertida es que el chaval es un figura. Eso no se lo discutimos. – Ahora, hay lo que debe de ser trágico es pasarte la vida teniendo las mismas conversaciones y mirando a gente que de verdad piensa que es original. (Como si cada vez que salieras a correr te gritaran “corre, Forest”) Aunque no me lo preguntas, te diré que lo más importante es que en esas conversaciones cansinas se puede esconder mucho dinero. Y que si las transformas en armas de venta pues bastante rentable. Y que si no, pues entonces no lo es. El objetivo de este chico es que le dejaran en paz, sí. Pero si el tuyo es traer más gente a tu negocio, podemos verlo abajo. Hay algo más aquí |
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