Hay una cosa que se parece mucho al final de la magia de Navidad, a esas emociones que se nos desinflan en el pecho, a esa calma que tenemos cuando salimos del hechizo de algo, a eso, se parece mucho. Y en un mundo donde si emocionamos, lo conseguimos muy poco tiempo y al segundo siguiente la realidad nos pega una patada en el pecho y nos envía a la fosa de Esparta, pues hay un detalle importante si queremos fijar un mensaje. Hablando de la Navidad, cuando era crío en el colegio siempre había el típico concurso de dibujo. Yo me esforzaba mucho, no sé, me hacía ilusión. Me enamoraba de mi propio dibujo, mucho, tanto que no le veía los defectos, como si fuera un primer amor. Igual. Mis amigos me decían que era bonito, algún profesor también confiaba en mí, y no sé, me emocionaba. Pero cuando llegaba el día, nunca ganaba. Ay. ¿Por qué? A) El jurado sabía cuál era el dibujo del hijo de un conocido suyo. B) A alguna chica de mi clase le acababa el dibujo su hermana mayor (que sabía pintar mejor) en casa y ningún hijo único puede competir contra eso. C) Mi dibujo no era tan bueno. D) A es falsa y B factible, pero en especial la C. 90% la C. Cuando pasaba el tiempo y ya me emocionaba por otras cosas, veía claro que era la D. Pero es que en esos momentos, la ilusión me cegaba. No iba a rectificar nada de mi dibujo, A mis ojos, todo era importante. Decía Stephen King: “Acaba con tus seres queridos.” decía Stephen King, no uno de sus personajes. El propio Stephen King. ¿Porque quiere ver a tu vecino de bloque en las noticias de Antena 3 delante de tu puerta precintada diciendo que le sorprendió tu actitud porque parecías alguien “muy amigo de sus amigos” y escribir una novela con ello? No. Se refería a lo que escribimos. Cuando estamos muy dentro de algo, la emoción nos ciega. Nos ponemos en modo “primer amor”, y todo lo que se nos ocurre es genial. Todo es importante, como yo con mi dibujo. Pero aunque haya cosas que sean buenas, no significa que te vayan a llevar a tu propósito, sea el que sea. Por eso, muy a menudo nos toca acabar con nuestros “seres queridos”: esas partes que nos gustan mucho, pero que no sirven a nuestro propósito. Eso es un “nuestra máxima prioridad son nuestros clientes” pero en versión real, demostrable. Si quieres hacer esa purga dolorosa pero necesaria para que se quede sólo lo esencial, aunque haya que borrar cosas que a pesar de que te hayan enamorado a ti a tu cliente le dicen poco, es por abajo. Mucho más, aquí PD: Tras muchos años, acabé ganando el concurso y creo que me emocionó más el regalo del microscopio que usé 30 segundos que el diploma de la Uni.. lo que son los primeros amores. |
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