Hacer invisible tus puntos débiles en la cabeza de tu cliente.

En 2017 dejé mi trabajo en Suiza y me fui de viajeal Sudeste Asiático.

¿Clásico?

¿Básico?

¿Para encontrarme a mí mismo?

No.

Me fui a pasear.

Porque muchos cuando están perdidos y no quieren tener cargos de conciencia hacen otro máster, y unos pocos se van a pasear.

Y yo decidí que pasear era más importante.

El caso es que haciendo un viaje en moto por Laos el asfalto estaba perfecto.

Y como estaba perfecto me confié.

No entro en detalles, pero en una de esas me pegué una hostia tremenda y cuando me toqué la clavícula izquierda me dije:

“Pablo, es que eres gilipollas”

En ese momento estaba:

– Solo.

– En el país más pobre del Sudeste Asiático.

– A 6 horas en camión del “hospital” de provincias más cercano.

​– Por supuesto sin seguro médico.

– Era sábado por la tarde, el  Madrid estaba jugando la final de la Champions y eran moros en mi pueblo (es decir, si alguien estaba disponible estaba borracho)

Para que entiendas el nivel de incomunicación, en un desierto a 38 grados le dije a un tipo de Laos que tenía un camión:

“Hospital”

…señalándome el bulto en la clavícula, claro.

​Me miró cómo si fuera marciano, pero lo conseguí.

Me caí a las 5 de la tarde y a las 11 de la noche llegué al “hospital”.

Se iba por un camino de tierra con baches.

(Te lo digo para que te imagines cómo perreaba mi clavícula, que por dentro tendría más pinta de cocido que de clavícula)

Ya en el “hospital”, al único chico que tenía un A1 de inglés le pregunté:

– Where is the trauma doctor?

– House.

– When is he coming back?

– Oh-oh, Monday.

– Fuck my life.

Iba a ver al Dr. Khamtai (un tipo que no sabía si podía operarme o no) dos días después.

Me dieron cama en un corral con 20 personas más.

Las personas no me chocaron.

Que fuera un corral, pues un poco sí me chocó.

Pero había tomado una decisión ya.

Esto es lo importante.

Ya había decidido.

Iba en bañador y chanclas, de barro hasta los ojos, no podía quitarme la camiseta ni andar recto, y cuando llegó el Dr. Khamtai el lunes por la mañana estas eran mis opciones:

1. Volver a España en un viaje que duraba 3 días, es decir llegar a Madrid medio en pelotas con lo que me quedara de clavícula 5 días después de caerme.

2. Meterme en un bus nocturno de 10 horas a Tailandia a ver qué me encontraba allí al llegar

3. Operarme en el corral de al lado.

Pero ya había decidido, porque un amigo médico me dijo:

“No dependes tanto del hospital como del doctor.

Hay gente que se ha operado la clavícula en Barcelona y se le ha saltado la placa cogiendo un vaso del mueble de la cocina, y otros que se operan donde tú y les sale bien.”

Cuando ya lo había decidido (y esto es lo importante del email) vi 3 cosas:

​– La cabeza del Dr. Khamtai diciéndome “Sí, lo puedo operar” mientras miraba al suelo.

– Una cucaracha yendo del aseo a la calle.

– Una letrina sucia con un cubo de agua como ducha (y un clavo en la pared donde podía colgar el gotero mientras me tiraba cazos de agua aromática)

Pero mi mente los eliminó porque ya había tomado una decisión antes de saber todo eso.

Y lo sabía porque el domingo no cené.

No cené porque sabía que si el lunes por la mañana le decía a este tipo:

“Opérame tú”

Me iba a preguntar:

“¿Has desayunao?”

Y yo para prevenir no habría ni cenao.

Me llevaron a la caseta de al lado porque por lo visto era el quirófano.

Estaba descalzo y solo llevaba encima una sábana.

(el gotero en la mano, por supuesto)

Le dije al asistente:

¿Me lleváis en esta cama a quirófano?

No, no, el quirófano está al fondo del pasillo a la derecha, puedes ir tú.

Allí fui caminando descalzo:

Con la mano izquierda (la de la clavícula rota) agarraba el gotero, y con la derecha agarraba la sábana porque era muy importante en esa situación que nadie me viera la pilila.

Ya sabes, así somos.​​ 

Y aún viéndome así, no existía la opción Madrid ni la opción Tailandia.

Había decidido.

Volvamos a Europa.

Volvamos a ventas.

A veces una sola cosa justifica una compra.

Es algo que queremos mucho.

Algo que nos ciega.

En el fondo sólo queremos eso, y cuando sabemos que lo tenemos el resto ni lo miramos.

Muchos piensan que la gente toma decisiones muy meditadas.

¿Sabes cuando es cierto esto normalmente?

Cuando nadie les ponen delante lo que quieren.

Punto.

Y como la gente no les pone delante lo que quieren porque prefieren decirles cosas que no significan nada, pues se hacen cuadros de excels con pros y contras.

Alguien que te compra mirando un cuadro de excel no te compra porque seas su opción.

Simplmente eres la menos mala.

No es lo mismo.

hay algo más aquí.