Hacer encuestas que no sirven para nada y benditas objeciones.



Hay algo que le escuché decir a Nic Peterson, un consultor de negocios, que me gustó mucho.

Mucho, mucho.

Porque alumbraba algo con datos, y desmontaba sentimientos.

Y bueno, quizá nos gustan mucho los sentimientos, pero si lo que nos importa más es si se corresponden o no con la realidad, te comento.

Nic decía justo esto:

“Los idiotas siempre ganan a corto plazo – y tiene sentido.”

Y explicaba el sentido.




Había vivido algo parecido.

Cuando uno de mis profesores de matemáticas de la Universidad hizo la tercera broma en los primeros 5 minutos de la primera clase y nos puso todas las facilidades del mundo para aprobar, se escuchaban frases entre la multitud risueña parecidas a:


“Uff, menos mal, este tío es buenrollero.”


Que si «puedes traerte las chuletas al examen y te las sello con forma de camaleón».

Que si «te explico las cosas con nubecitas y solecitos».

Que si «sólo tienes que sacar un 3,5 y con el 1,5 de prácticas ya estás en San Cinco, tu patrón».


Llámame amargado, pero yo en esos momentos estaba pensando en comprar acciones de empresas que vendieran vaselina en tarro.

Ese tarro de dos colores rosas con letras doradas, justo ese.

Bueno no, eso no lo pensé, pero esto sí lo pensé:

“Este ca brón nos va jo der a todos”




Pues Nic contaba que leyó algo un día que le sorprendió y no.

Resulta que muchos profesores, como el mío de matemáticas, eran los favoritos en las encuestas de calidad:

¿Te gusta el profe? ¿Es simpático? ¿Tú crees que te enseña?

Ya sabes, esas cosas.

Pues pasaba algo que es muy triste y que todos sabemos.

Que los mejores puntuados, a la larga eran los peores profesores.

Y los mejores profesores, esos que te ponían semillas en el cerebro que crecerían en unos años, esos, los que te hacían las preguntas que merecían la pena y no se contestaban memorizando un párrafo,

…pues como te tocaban los botes de vaselina en ese momento, los puntuaban mal.




¿Qué tiene que ver esto con escribir para vender?

Pues bastante.

Mira, cuando un profesor no te pone pegas, pues eso es incompetencia, falta de vocación o falta de interés.

Bye.

Si conoces a alguien nuevo (incluso tu pareja) y no te pone ninguna pega a nada, pues eso es falta de personalidad, desesperación o falta de interés.

Bye.

Si un cliente no te pone ninguna pega antes de comprarte por primera vez, puede ser por varias cosas, pero una de ellas es pura y simple falta de interés.

Bye.




Las objeciones son buenas, son muy buenas.

Indican que algo está vivo.

Indican que hay una cabeza que intenta proyectarse, alguien que quiere verlo claro, alguien inteligente e interesado.

Inteligente e interesado.

Porque las cabezas que no se proyectan ya sabes que no mejorarán tu negocio.


Pero si a los que sí se proyectan no sólo les ayudas con sus objeciones, sino que lo haces de la manera que os impulsa a ambos.

No he dicho solo ayudar, he dicho impulsar.

Pues eso.

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