Filtro básico para valorar un texto o un copywriter


Hay algo que es de 1º de banco de parque.

Pero cuando tienes la cabeza muy metida en sitios donde no hay que meter la cabeza cuesta verlo.

Y si eres “un enamorado del marketing y las redes sociales” pues un poco más.  

Es una forma triste de trabajar, de estar en el mundo y muy malo para las ventas.

Te la cuento.



Me escribía un cliente:

“Hace tiempo contratamos una agencia de marketing que nos escribía textos para RRSS y blog.

Decidimos juntos un calendario y unos temas que queríamos comunicar.

El plan estaba bien porqué me quitaban el trabajo de pensar en qué escribir.

Lo malo es que 1: los textos eran bastante sosos y 2: muchas cosas eran incorrectas, con lo cual me pasaba el tiempo corrigiendo :/”

No voy a comentar el punto 2 porque todo el mundo sabe que si el que escribe tiene dudas…  que Dios coja confesado al que lee.

Eso es obvio.

Comento el punto 1.



Veamos.

Cuando uno escribe para resolver la papeleta o en piloto automático se centra mucho en cosas, ya sabes:

BeNeFiCioS,

CaLL To aCTioN…

CoMuNiCaCióN DiSRuPTiva… 



Todas estas cosas.

¿Están mal?

No.

Pero es como ir a un estrella michelín y que te toque una mesa que está coja.

O ponerte un vestido muy apretado con unas bragas debajo.

El contenido está bien, pero hay un fallo de base.



Cuando no llego a un acuerdo (por el motivo que sea) con alguien que me pide servicios, casi siempre me preguntan esto:

– ¿A quién me recomiendas?

Y siempre les digo:

– Al que más te entretenga. 

Esto que es tan simple tiene muchas implicaciones profundas.



Aquí va la básica:

Por mucho que alguien ponga claros los beneficios,

use todos los trucos del gurú que le toque,

o tenga una lista de referencias con “lo que funciona” más grande que el bolsillo de Doraemon… 

Pues si aburre a las ovejas, su trabajo no sirve de nada.

Si no hay nadie allí despierto para leerle, no ha dicho nada.

Le ha comunicado los BeNeFiCioS a la pared.

Genial.

Hay algo más aquí.