El problema web de las grandes empresas (viaje a Portugal)



Hay un punto ciego para la gente que está al frente de las mejores empresas cuando hablamos de su web.

No sólo de las mejores empresas, también de las empresas más completas.

“Integrales” como dirían todos.

Este punto ciego les impide ver que, en muchas ocasiones, lo único que están haciendo es confundir a su cliente.

Cuando en realidad lo que su cliente necesita es claridad.




Si llegas al final de esta historia  lo vas a ver muy claro:

Hace un par de veranos hice un viaje en coche por Portugal, desde El Algarve hasta Oporto.

Playas, bacalao, no robar a los autónomos… ya sabes.

Me gustó mucho eso.

Lo que me gustó menos es que allí había que pagar por cada carretera y que la gasolina costaba entonces lo que hoy cuesta aquí.




Que eso no guste a nadie es normal, somos humanos y cuando nos cambian las condiciones a peor no nos gusta.

Nada nuevo.

Ahora, lo que es menos normal es la gilipollez que hice.




Llegó el día de volver, y tengo que aclarar dos cosas:


1. Tenía el coche en la reserva.

2. Desayuné y me dije: “no pongo gasolina en este país más”


Obviamente no era por dinero, pues  la diferencia eran céntimos.

Pero me había faltado adrenalina esos días, y como iba solo (si se liaba al final solo me afectaría a mí) me pareció el reto perfecto contra el aburrimiento de pensar en conducir 10 horas.

(Me aburre tanto conducir por el día que hasta prefiero hacerme fotos)

El caso es que vi la ruta y me dije:

“Llego de sobra”




Yo avanzaba hacia la frontera y la aguja bajaba, y bajaba bastante.

Miraba gasolineras en el móvil:


“Quedan 3… 

(y esa me la salté)

2… 

(esa también)

1…

(igual)


A unos 17 kilómetros de la frontera, la aguja estaba más baja que el último palito.


Tras una curva que permitía ver el camino a unos 6 o 7 kilómetros vi algo que me puso los huevos de bufanda:

Todo era cuesta arriba.

Eso Google no me lo indicó. Me dijo que quedaban 17 kilómetros, pero no que eran cuesta arriba.


Por este orden:


1. “Esto te pasa por subnormal.”–me dije.

2. Subí las ventanillas.

3. Puse el coche a 80 y ya me pareció hasta ir de chulo.




¿Y?

Cuando las empresas más completas reciben a sus visitantes en la web, empiezan a enseñar todo lo que hacen de forma compulsiva.

Es como visitar la habitación de un niño:

En 30 segundos te ha enseñado 14 dibujos y 5 juguetes.

Y tú ahí mareado.

Estas empresas piensan que porque hagan las webs cortas (ya sabes, es que muy larga la gente no las mira) creen que van a ser asimiladas.

Y no se dan cuenta de que recorrerlas es como ir cuesta arriba.

Y al cabo de unos segundos, el cerebro de sus visitantes está en reserva.

Ni pueden ni quieren esforzarse más.

Y es normal:


Ese no es trabajo del cliente, es el trabajo de la empresa.


Puedes hacer webs cortas, muy modernas y cuesta arriba.

O puedes hacerlas largas, y que puedan bajarse en punto muerto.

Para eso último, aquí:

Hay algo más aquí