El problema de ser muy bueno en tu trabajo cuando vendes.



Esto que te cuento lo va a entender todo el que tenga un amigo o amiga especial con el que conecte.

Con el que conecte de forma simbólica, ya me entiendes.

Al resto de formas no se aplica, o no igual.




El caso es que cuando tú te llevas muy bien con alguien y quieres tener una conversación sobre una cosa, a veces resulta casi imposible.

¿Por qué?

Porque estamos cómodos y perdemos el norte.

Un tema lleva a otro tema.

Y otro tema… a otro tema.

Fluir está bien.

Pero sin timón está menos bien.​​




Entonces empiezas hablando de lo que desayunas, “eso te recuerda” que antes creías en X cosa pero ahora ya no porque eres viejo y “eso te recuerda” algo que escuchaste en un podcast…

y eso te recuerda…


Hablas de todo y no hablas de nada.


Y esto con una cerveza y unas papas al sol cura el alma, vale.

Pero aplicado a una página de ventas te destruye el bolsillo.




Cuando alguien no se sienta y hace un ejercicio profundo para saber qué vende y por qué le compran…

Pues inconscientemente se pone a vomitar lo que sabe.

Habla de una cosa, pero esa cosa le recuerda a otra cosa.

Un matiz por aquí, 

Una excepción por allá…

Nos perdemos en el bosque como el guapo de la película y empezamos a pasar por los mismos lugares.

Ay.




El problema de los que saben mucho es que si se descuidan cuentan quince cosas un poco..

…cuando hay que contar una o dos (máximo) y un mucho.

Ya está. 

Porque esto no se trata de lo que tú sabes, se trata de que alguien que no sabe te lea y salga de ahí con algo claro. 

Si te cuentan quince cosas un poco, no sales con nada claro.

Igual Superman sí, o Irene Montero..

(guiño-guiño)

..o Einstein, no lo sé.

Pero una persona normal no.

Encontrar esa cosa y olvidarse del resto puede que sea el ejercicio más difícil que uno tiene que hacer antes de vender.

Por si te interesa que te vean como tú quieres:

Hay algo más aquí.