El marketing de los consejos y dar palos de ciego.



Me comentaba una cliente hace un rato que sus redes sociales ya no crecían más.

Que no iban para arriba.

Que habían tocado techo.

Claro, su negocio es local entonces pues parecerá que la gente que hay es la que hay.

Yo la verdad es que ni tengo redes sociales ni me preocupan lo más mínimo, pero hemos mirado su caso y te lo cuento por si te interesa.




(Spoiler: es un problema para el que casi nadie pondrá solución)




Mira.

Creo que alguna teoría del marketing cuenta que tienes que dar valor para que tu cliente entre en relación contigo.

Consejos, guías definitivas y esas cosas.

Y claro, han puesto a trabajadores a ser docentes retirados.

Ahora no sólo dan servicios, sino que también dan formación en videos de 2 minutos que no ven ni ellos.




Quizá al principio sea duro aceptar que la gente no está en redes para aprender cosas.

La gente rara vez está en sitios para aprender cosas, si no mira las audiencias de televisión.

Entonces una lista de tips con las que tu “Farmacia de confianza” promociona un medicamento en pues… bueno.




(Pero por si no me crees, hay una pregunta más básica.

“Si no fuera tuya y no conocieras al dueño, ¿seguirías una página de ese tipo?”

…)




Cuando entiendes que la mayoría del tiempo la gente no mira el móvil para que le den una clase de conocimiento del medio, hay muchas cosas que ya no haces:

Ni das lecciones.

Ni te lanzas a los brazos de tus clientes diciendo que te adaptas a ellos y que vas a ser el yerno perfecto.

Haces otras cosas, pero esas no las haces.




¿Y por qué casi nadie pondrá solución?

Porque están tan acojonados queriendo aparentar seriedad y profesionalidad, que pretender ser espontáneo mientras llevas un palo metido por el culo es complicado.

Es mezclar agua y aceite.




Ahora.

Si te apetece dar consejos y te importa cuánta gente haya en tus charlas está genial.

(Mejor que no hacer nada)

Pero si tiene más sentido para ti trabajar un mensaje que tu cliente quiera leer, empezamos abajo.

Hay algo más aquí