El miércoles mandé un email.
Era sobre vender neveras.
En realidad el ejemplo se aplica a todo, no sólo a las neveras.
El caso es que hay algo muy “raro” que esta empresa hizo al clasificar sus productos.
Igual aprendemos de ello.
Si no estuviste el miércoles:
Un amigo entró en una empresa de neveras.
Por lo visto, las vacas sagradas (es decir, los 6 o 7 clientes grandes de la empresa) le estaban apretando las tuercas a su jefe.
(Sorpresa 1)
Y él decidió que igual tocaba ponerse a vender directamente al consumidor final.
(Sorpresa 2)
Eso conté entonces.
Y esto cuento ahora:
Una de las cosas que me dijo mi amigo:
“Tío, le pregunté a mi jefe: ¿cómo ordenas las neveras?
Y me dice:
¿Cómo las voy a ordenar? Pues por capacidad.
De 18 a 22 litros…
De 22 a…”
A partir de aquí no me acuerdo.
Pero mi amigo, que no se pasa toda la vida dentro de su cabeza (como su jefe) le dijo:
“Pero vamos a ver, si yo quiero comprarme una nevera y tú me dices que tiene 18 litros de capacidad me deja igual.
¿Me caben latas de cerveza para mí y mis colegas?
¿Las ruedas funcionan en la arena o se atascan?
¿Cómo son de resistentes?”
Bravo.
Es que tú imagínate que contratas a un tío por una pasta para enseñe tus productos al consumidor final… y vendes así.
A ver, que si no quieres ganar dinero puedes hacer esto o dibujar un pene con Paint en la foto de producto, faltaría más.
(El pene por supuesto vendería más, y no es broma)
Pero yo aquí entiendo que a mi amigo le pagan una pasta para lleve dinero a la empresa, no para que caliente la silla.
Ya por curiosidad
(Por curiosidad, ni de broma se me ocurre trabajar para alguien que no esté en esta lista sin ir recomendado, pero ni de broma, porque me sale uno como el jefe de mi amigo casi seguro.)
…le dije:
– Tío, ¿y no es mejor subcontratar a casi cualquier copywriter?”
– Si le digo eso a mi jefe, me dice: ¿no somos 4 cabezas aquí? pues que alguien escriba algo.
Pues bien.
Para quien quiera escribir algo útil: